Por: Fernando Menéndez

En un mundo donde la conciencia ambiental y social está en constante crecimiento, las decisiones de inversión tienen un impacto más allá de las ganancias financieras. La tendencia global hacia las inversiones socialmente responsables ha llegado con fuerza y los inversionistas no somos ajenos a esta realidad.

Las catástrofes naturales más intensas, la escasez de recursos hídricos y las enfermedades derivadas de la contaminación son solo algunas de las consecuencias que estamos experimentando.

Actualmente existen esfuerzos por combatir el cambio climático a través de la implementación de energía renovable, los cuales son liderados por Estados Unidos y la Unión Europea. El siguiente paso sería que los países en desarrollo aseguren energías limpias para mantenerse competitivos. En el Perú, hay oportunidades para aprovechar responsablemente nuestros recursos renovables y tener una ventaja sobre el resto de los países en desarrollo.

En el largo camino para lograr la descarbonización de la economía, la inversión privada toma un rol fundamental, ya que si bien las inversiones globales en transición energética lograron un récord de 1.1 billones en el 2021, se estima que deban aumentar a 5 billones anuales para lograr el compromiso de 1.5 °C del Acuerdo de París 2.

Gracias a condiciones políticas favorables, tales como la Ley de Reducción de Inflación en Estados Unidos, la inversión en la descarbonización no es solo una obligación moral, sino también una oportunidad económica para muchas empresas. Aquí es donde los inversionistas con visión pueden forjar un futuro sostenible mientras cosechan beneficios.

Nosotros tenemos clara nuestra responsabilidad de apoyar la lucha contra el cambio climático y consideramos que aquellas empresas que mejor estén preparadas de cara a la transición energética podrán acceder a mercados desarrollados con mejores condiciones. Este es uno de los motivos por los que somos signatarios del PRI de las Naciones Unidas, al igual que los principales inversionistas del mundo.

Los inversionistas ya no podemos cerrar los ojos ante los desafíos políticos, sociales y ambientales. Es importante que los peruanos sepan en dónde y en qué se está invirtiendo su dinero. Es decir, en productos que cuenten con una visión de responsabilidad y sostenibilidad.

Por nuestra parte, hemos decidido no invertir en empresas relacionadas con la industria del carbón. Además, buscamos que las compañías donde invertimos estén mejorando sus políticas y prácticas ESG, decisión que contó con el respaldo de nuestro grupo económico Inversiones La Construcción (ILC), el segundo inversionista institucional más grande de Latinoamérica, con más de 40 años de experiencia manejando 70 000 millones de dólares en la región. De esta manera demostramos la confianza y compromiso con el medioambiente y todos los peruanos.