El manejo de las calles
Por: Carlos Meneses

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“Lo que mal empezó con las zonas azules no debe extrañar que ocurra con Sedapar y el cierre de la calle Villalba”.

Hace meses, a propósito de la creación y uso de las calles que pertenecen a la ciudad y que administra, o debe hacerlo la Municipalidad Provincial de Arequipa, advertíamos de la inconveniencia de la renuncia que el municipio hacía de tal derecho para confiarle en beneficio de los servicios sociales de la Beneficencia Pública el cobro de alquiler por determinadas zonas.

Después, hemos visto con desazón que una empresa de servicios de abastecimiento de agua potable se permitió, sin ninguna autorización municipal, cerrar la céntrica calle Villalba para realizar un trabajo de desagüe, provocando un caos en el tránsito vehicular y la indignación, luego de la sorpresa, que el hecho significó en las propias autoridades comunales.

Esas son las consecuencias de lo malo que se hizo cuando ocurrió lo de las calles y la creación de zonas azules o lo que después, también, sucedió con la implementación de las ciclovías que han resultado un dolor de cabeza, además de una desventaja económica para la comuna empeñada en habilitarlas, en Arequipa, sin requerir del concurso de arquitectos, ingenieros o urbanistas que formularan recomendaciones sobre lo que debía hacerse, antes de decidir los lugares por usarse.

Una vez más se advierte que los procedimientos abusivos, arbitrarios no conducen a lo mejor en una ciudad que cada vez se desordena más y tiene en el comercio ambulatorio otro problema por resolver. Esta actividad es una evidencia de que la crisis sigue azotando a un país donde la pobreza obliga a la gente a recurrir a la venta de productos en las calles para buscar en la vía pública el pan que no pueden conseguir en el trabajo formal.

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