Arequipeños gastan más de S/ 900 al mes en medicinas pese a contar con seguro

FARMACIAS DE MINSA Y ESSALUD DESABASTECIDAS

Fotos: Jorge Esquivel Z.

Frente al desabastecimiento permanente de medicinas en las farmacias de hospitales y otros centros de salud del Estado, el gasto en este rubro aumentó a 900 soles por mes en los hogares arequipeños. Del 2013 al 2022, el incremento fue de 9%.

Los medicamentos son fundamentales para prevenir y contrarrestar los efectos de distintas enfermedades. Pese a ello, en Arequipa, solo el 77% de establecimientos de salud públicos cuenta con una disponibilidad mínima de los remedios esenciales. Ello ocasiona que los pacientes busquen estos productos en canales alternativos, como farmacias, boticas o clínicas. Esto afecta la economía de las familias que debe destinar un promedio de 900 soles para la adquisición de medicinas.

«En el 2019, este egreso fue de 740 soles al año para una familia; en el 2020, de 853 soles y; el 2022 de 906 soles. Asumir estos costos, cuya cobertura debería ser facilitada por nuestro sistema de salud pública, perjudica a aquella población más vulnerable y en condición de pobreza”, apuntó Patricio Lewis, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).

El especialista planteó que para contrarrestar esta problemática se requiere, en primer lugar, identificar las enfermedades con más prevalencia en la región. Según consta en el documento “Carga de enfermedad de la región Arequipa”, elaborado por el Ministerio de Salud (Minsa) con datos que fueron recogidos durante el 2018, las enfermedades que generaron mayores pérdidas de Años de Vida Saludables (AVISA) en Arequipa fueron las cardiovasculares, tumores malignos, y trastornos mentales y del comportamiento. Además, es oportuno considerar la anemia y desnutrición, así como las enfermedades crónicas, como el cáncer y la diabetes tienen alta incidencia.

Pacientes deben acudir a establecimientos privados para adquirir medicamentos y tratar sus dolencias.

“La distribución de medicamentos involucra a toda una cadena, que incluye la identificación de pacientes diagnosticados con la enfermedad, la programación de los productos requeridos, el sistema de compras, el flujo hacia los almacenes, entre otros. Lamentablemente, estos procedimientos no están funcionando de la forma más eficiente. Lo hemos visto durante años y la mayor afectación se traslada a los pacientes que finalmente no pueden acceder a los medicamentos necesarios en los hospitales”, subrayó Lewis.

El dinero destinado a la compra de fármacos que hacen las familias peruanas están marcados por una fuerte desigualdad socioeconómica, de acuerdo con un estudio realizado por los investigadores Rafael Cortez,  Andre Medici y Rucheta Singh (2023). Según refieren, aunque la población con mayores recursos es la que tiene mayores gastos absolutos; los sectores vulnerables son los más afectados en sus ingresos y, muchas veces no pueden atender su  salud.

“Conforme a la evidencia mostrada, el gasto  para las personas con mayores ingresos fue apenas el 1.5% de sus ingresos en el 2019; mientras que para los que tienen menores recursos, esta cifra llega representar el 10% del total de su presupuesto”, remarcó Patricio Lewis.

Un aspecto clave a considerar es la atención de enfermedades crónicas. Al 2022, más del 40% de la población en Arequipa había reportado que padecía de alguna enfermedad de este tipo. Ejemplos de este grupo son la diabetes, hipertensión, depresión y obesidad. Por lo general, este tipo de enfermedades dura 3 meses o más y es posible que pueda empeorar con el tiempo.

Pese a esta situación, en la región, más del 20% de establecimientos de salud públicos no cuenta con disponibilidad de medicamentos. Esta cifra se contrasta con regiones como Tacna, Apurímac y Moquegua, donde el porcentaje de disponibilidad sube hasta el 98% en los centros de atención.

Farmacias del Minsa desabastecidas.

“Es importante orientar los esfuerzos para cubrir el déficit de medicamentos que se registra en la región Arequipa y a nivel nacional. Distintos ciudadanos ya denunciaron el desabastecimiento que existe, incluso, para enfermedades crónicas como el cáncer. Se debe identificar a aquella población afectada, realizar un seguimiento y que, desde el rol del Estado, se garantice no solo la compra de los medicamentos, sino también, su disponibilidad”, concluyó.

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