La forma de hacer los cambios
Por: Carlos Meneses
“Nadie quiere violencia. Los cambios tienen que ser productos de meditación, de intercambio de opiniones respecto de la forma cómo deben tratarse los temas nacionales para que en la medida de lo posible no causen daño o se tornen traumáticos al extremo de que pongan en peligro las libertades que tenemos”.
Una decisión mayoritaria de la Comisión de Constitución del Congreso ha enviado al archivo el proyecto para convocar un referendo en el que la ciudadanía opinara con respecto a una Nueva Constitución. Ahora se anuncia que el presidente Castillo y, sobre todo, el Partido Perú Libre insistirán en la conveniencia de un cambio total en la Carta Magna.
Todos, antes de las elecciones que ganó Castillo, coincidieron en señalar que acudiendo a los procedimientos establecidos en la Constitución actual es posible y si es necesario realizar reformas impuestas por tiempos diferentes en relación con la Carta Magna de 1993. Pero no es un tema prioritario como el que tenemos con respecto a la inseguridad, a la alimentación colectiva y a los requerimientos urgentes de empleo.
Cada cosa tiene su lugar, su tiempo de lograrlo. Por eso se explica que la decisión de la mayoría del Congreso fue aceptada también por mayoría ciudadana y mal hace el proponente perdedor, es decir el Ejecutivo y el Partido Perú Libre, en amenazar cómo obtener sus objetivos, aunque ello implique llegar a la violencia.
Ese es el camino vedado e inaceptable. Muchos sugieren esperar que países vecinos, como Chile, que están adelantando nueva Carta Magna determinen qué cosa es lo mejor para que América Latina cambie, sin causarse daño a sí misma en aventuras como las que han vivido Cuba y Venezuela.
En el país impera desde hace décadas un democracia representativa y real con libertades vigentes, con avances notorios en el campo de la inversión que solo se vio perjudicado por una pandemia, por eso tenemos que evidenciar prudencia en el hacer y también, según parece, en el decir.