Castillo tiene que cambiar
— Redacción Diario El Pueblo —

Por: Carlos Meneses

“El 5 de abril es un día malo para el Perú. En esa fecha Chile nos declaró la guerra que nos ganó, Fujimori se convirtió en dictador y antes de ayer vivimos una aventura golpista”.

Arequipa ha defendido siempre un estricto respeto a la Constitución y a la ley. En tal carácter deseamos precisar que no compartimos las opiniones de quienes quieren que se interrumpa el orden constitucional, de 56 años de vigencia, de un régimen legítimo como el que ganó el señor Pedro Castillo.

Pero observamos que quien es el Jefe del Estado no reúne las condiciones ideales para llevar al país a buen destino porque sus errores son frecuentes y la gente que escogió para colaborar con él, como ministros de Estado, no tienen la idoneidad necesaria para desempeñar su misión no solo con eficiencia sino también son rechazados por mayorías ciudadanas que los consideran inadecuados para sus cargos.

En sus primeros momentos el presidente cometió errores cuando confío responsabilidades de Estado a quienes no lo merecían. Después quiso saltar la valla que fijan los dispositivos legales en muchos aspectos; sus desencuentros con el Legislativo fueron visibles, evidentes y nocivos para un país que necesitaba superar la contingencia de una epidemia que mató a 200 mil personas y mostró, en toda su crudeza lo mal que estaban sectores sociales como Salud y Educación.

Error tras error se han venido cometiendo en los 8 meses de gestión del nuevo gobierno y para colmo de males se llegó a una total intransigencia con quienes pensando diferente mostraron deseos de ser aportantes de un cambio bueno.

El presidente quiso ir al Congreso y otra vez el diálogo resultó inútil, al extremo que lo único bien logrado, durante las dos horas y media en la que Castillo permaneció en el Parlamento, fue levantar la orden de inmovilización social que determinó que Lima y Callao vivieran horas sin transporte, con el comercio y la industria trabajando a media caña.

Después volvimos a lo de antes, enfrentamientos entre peruanos policías y protestantes contra el gobierno. Daños en la propiedad pública y privada están evidenciados y nadie sabe que pueda pasar mañana cuando el presidente vaya a Huancayo para solucionar problemas que no pudieron resolver juntos 7 ministros.

No hay un deseo real de conversar ni tampoco un agente mediador que puede ser o que debió serlo ya el Consejo de Estado. Hasta el momento, felizmente para todos, las Fuerzas Armadas se mantienen al margen del tema, aunque muchos creen que podría resolverse con intervención de galones.

El diálogo está ausente. Se esperaba que Castillo entregara al Congreso la renuncia del gabinete Torres y la propuesta de buscar un nuevo Consejo de Ministros con personajes no polémicos ni discutibles, pero nada de eso se ha hecho.

Los seres humanos tenemos el privilegio de poder dialogar y muchas oportunidades se han perdido en este campo.

Las derechas y las izquierdas están enfrentadas en todo sitio, en todo escenario en que se tratan los problemas nacionales, sino hay gobernabilidad y ni siquiera, ahora, estabilidad y paz, simplemente, los que viven están canjeando su supervivencia en los lugares de honor que tienen a cambio de no hacer nada por el país.

Este es un momento en que debemos agotar todos los medios para lograr una salida dentro del marco de la ley y la fraternidad que supone un entendimiento entre peruanos.

Si el señor Castillo no lo logra, debe renunciar para que conforme al mandato constitucional la vicepresidenta Boluarte o la presidenta del Congreso asuman las funciones del Jefe de Estado y de ser oportuno y preciso convocar a un proceso de renovación de autoridades políticas y parlamentarias o realizar las rectificaciones que se requieran para que todos podamos aportar a un Perú mejor, sin la presencia de tutores que se creen salvadores de lo que están terminando por hundir.

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