Por: Carlos Meneses

“La descentralización supone diálogo y ahora lo que hay es imposición, discriminación en los Consejos de Ministros que se realizan fuera de Lima”.

Es muy poco lo que se ha logrado con los consejos descentralizados que los ministros tienen con la presencia del presidente de la República en el propósito de desconcentrar el centralismo limeño y permitir una forma de gobierno que signifique que los regímenes regionales tanto como los municipales tengan influencia determinante en el quehacer del país.

Parecen ser útiles solo para difundir nuevas promesas y evidenciar reacciones ciudadanas en contra de lo que está ocurriendo en el país cuando se llega al extremo de proclamar deseos mayoritarios de que renuncie el Jefe de Estado o del mal hablar de las personas o representantes institucionales que no observan eficiencia en el destrabe de asuntos pendientes o en el adecuado trato que bien merecen los reclamos de los colectivos.

Las encuestas de opinión pública que hacen las diferentes empresas de ese rubro existentes en el país confirman la necesidad de establecer un diálogo real y de informar con verdad, con pruebas lo que se dice que se hace y nadie ve.

Regiones como Arequipa tienen razón de quejarse y peor aun cuando atraviesan momentos delicados su gobierno regional como también sus municipalidades.

No se observan nuevos liderazgos ni fortalecimiento de partidos políticos que podrían reorientar la marcha del Estado y conseguir que vuelvan al país los que se fueron llevándose muchas veces dinero de los peruanos al extranjero. Evidenciando el poco futuro que espera a los técnicos y a los honestos en el Perú.

Los cambios en la política solo pueden lograse si hay entendimiento, diálogos reales, convincentes y los liderazgos que ahora se dice existen, muestren que son los adecuados y suficientes.