La magia de la lectura
Por: Ricardo Montero

A propósito del Día Internacional del Libro, a celebrarse este sábado 23 de abril, relataré en esta columna una hermosa historia contada por Antonio Basanta, en una entrevista para el podcast BBVA Aprendamos Juntos. Basanta es un español doctorado por la Universidad Complutense de Madrid en literatura hispánica, y una de las personas que más hace en el mundo hispanohablante por fomentar la lectura.

En la conversación, Basanta ofrece una explicación sobre el inicio histórico de la lectura: “Por paradójico que pueda parecer, la lectura es anterior a la escritura e incluso anterior al lenguaje”. Para argumentar su racionamiento usa una metáfora: “Los seres humanos si somos lo que somos es porque desde el origen fuimos lectores. Lectores del entorno, del rayo, del fuego, del bosque, del mar. Lectores de nuestros semejantes, de su risa, de su llanto, de su angustia, de su esperanza. Lectores, por supuesto, de nosotros mismos, de nuestro afecto, de nuestro desafecto, de nuestra alegría o de nuestro dolor”.

Sin embargo, subraya que esa capacidad lectora se amplió extraordinariamente en dos momentos: con la transformación de los sonidos guturales en palabras y con la aparición de los alfabetos.

En la entrevista, Basanta relata, citando al historiador Heródoto, un mito griego para graficar la importancia del alfabeto en la evolución de los humanos. Se trata de la boda del príncipe troyano Cadmo y Harmonía, diosa de la armonía y la concordia, ceremonia a la que concurrieron todos los dioses del Olimpo, liderados por Zeus.

La novia recibió regalos de todos. Atenea, la diosa de la sabiduría, le obsequió un manto que permitía permanecer visible ante la verdad o invisible ante la no verdad; Deméter, diosa de la agricultura, le dio la más fértil de las cosechas; Hefesto, una maravillosa joya. Zeus le entregó el más grandioso de todos: la perfección.

Cuando le tocó el turno a Cadmo, un silencio envolvió la sala. Basanta, citando a Heródoto, cuenta que el príncipe depositó en manos de la diosa unas pequeñas y frágiles piezas. Relata que “en ese mismo momento Zeus empalidece. Se levanta de su asiento y, airado y tembloroso, ordena a todos los otros dioses que abandonen de inmediato el recinto”. Zeus había descubierto que el regalo no era más que la inmortalidad, hasta ese momento propiedad exclusiva de los dioses. Cadmo había entregado a Harmonía los primeros signos del alfabeto, los que permitirían que la escritura perpetúe la memoria de los hombres y, por tanto, que la humanidad también disfrute de la inmortalidad.

Mediante la lectura nos transformamos en inmortales porque como decía Franz Kafka, todo ejercicio de lectura es un ejercicio de camino hacia la verdad. La lectura nos impide estar solos. “Esa es la magia. Y ese es un por qué y un para qué leer”, afirma Antonio Basanta.

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