Ecocidio, desequilibrio ecológico y social
Por: Luis Luján Cárdenas – Periodista y sociólogo
El 22 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Tierra. Fue iniciativa de ambientalistas estadounidenses e instituida en el 2009 por las Naciones Unidas para reflexionar y concienciar sobre los peligros medioambientales que enfrenta el planeta. Pero todo sigue empeorando.
Estamos dirigiéndonos al ecocidio global si no implementamos medidas drásticas y urgentes en las actividades humanas y las relaciones intergubernamentales y contra la variabilidad climática. Ese es el pronóstico unánime de la comunidad científica.
En el Día de la Tierra, la Organización de las Naciones Unidas organizó un diálogo internacional sobre la biodiversidad y la armonía con la naturaleza. Mi sorpresa fue mayúscula al ver que su principal y hermosa sala de reuniones apenas contenía menos de un tercio de asistencia de representantes de diversos países, en su mayoría provenientes de naciones pobres. Un importante indicador del desinterés por el tema.
El consenso general fue: la economía mundial no va de la mano con el medioambiente. China sostuvo que hay que construir una civilización ecológica, que reduzca la pobreza y respete la biodiversidad; India planteó que hay que dejar de lado la economía consumista de ‘usa y botar’, y dar un paso hacia un nuevo estilo de vida; mientras que Nicaragua tildó de depredador el actual modelo económico.
El diplomático de Cuba, por su parte, dijo que se está negando el derecho a la humanidad de sobrevivir y que es necesaria una verdadera política de cambio; mientras que Brasil planteó algo muy importante: el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derecho (varios países ya están cambiando su marco jurídico, especialmente en relación con el agua de fuentes naturales, como los ríos). Finalmente, la Unión Europea abogó por la economía circular, aunque alertó que cada vez es menos factible cumplir al 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Bueno, ¿estamos haciendo algo por cambiar el actual orden económico?, ¡no! Las complejas relaciones económicas y financieras están impuestas por los países desarrollados ?incluyendo a las transnacionales?, desde la Segunda Guerra Mundial, con la anuencia o ‘vista gorda’ de numerosas organizaciones globales, como la ONU.
Mientras continuemos con este estado de cosas global, nuestro destino es el ecocidio, dado que no hay una relación justa, equilibrada, humana y sostenida entre economía, sociedad y el medioambiente, debido principalmente a la esencia del capitalismo puro: la acumulación de riqueza sin justicia social, el monopolio del poder político, la imposición ideológica, la coacción financiera y la fuerza militar.
Pero la Tierra y las sociedades humanas son sujetos de cambio. Y, precisamente, la degradación y escasez de los recursos naturales, el desmesurado crecimiento de la industria, la acumulación exorbitante de riqueza por unos pocos, el aumento de la población, la pobreza y el cambio climático son los fenómenos que están presionando para un cambio mundial, quiérase o no. Solo es cuestión de tiempo.