La “Mamita de Chapi que desplazó a otras festividades marianas
Miles de personas se han congregado hoy para participar de alguna de las celebraciones litúrgicas en honor a la imagen de la Virgen de Chapi, celebraciones que año a año congregan a muchos más feligreses y que le ha valido a esta festividad ser declarada como Patrimonio Inmaterial de la Nación, por todas las tradiciones y costumbres que confluyen en esta actividad religiosa.
Por Roxana Ortiz A.
Se trata de una imagen de La Candelaria que se venera en diversos templos de la ciudad y que antes de la presencia de Chapi, tenía lugares de cultos muy concurridos, como Cayma o Characato, pero cuya fecha central era el 2 de febrero. Además su devoción se ha extendido a varias regiones del país, incluso al extranjero.
El historiador Álvaro Espinoza de la Borda, indica que hay muy poca documentación que señale con precisión el origen de esta festividad, a pesar que hay algunos personajes que han escrito al respecto como los sacerdotes José Francisco Peña, Leonidas Bernedo Málaga o Darío Irustra, además de otros historiadores como Alejando Málaga Medina o Eusebio Quiroz Paz Soldán; pero no se mencionada nada en los siglos XVI o XVII.
Recién a partir de antes medidos del siglo XVIII, seguramente por algún suceso espectacular o milagroso, es que las personas fueron tomando interés en torno a la imagen y luego se comienza a incrementar las referencias con algunos escritos, pero todos referidos a la Virgen de la Candelaria, como iconográficamente todos la conocen: con un crio o candela en la mano derecha, mientras que en la izquierda carga al niño Jesús.
Estos escritos, los más antiguos, se encontraron en un inventario que se hizo en el Curato de Pocsi, a donde pertenecía Chapi eclesiásticamente, pero no llevaba precisamente ese nombre. De acuerdo a la cantidad de vestidos, joyas y otros objetos que iba recibiendo, se daba cuenta del incremento de su devoción de manera sostenida; la que incluso va desplazando a las otras festividades de la imagen de La Candelaria, que también se festejaban en el sur peruano, Bolivia o el norte de Chile.
La Virgen de Chapi en la actualidad tiene cuatro fechas para su celebración; el 2 de febrero, el 1 de mayo, el 8 de setiembre y el 8 de diciembre y según comenta el historiador, hay dos versiones por las cuales se habría cambiado la fecha de celebración al 1 de mayo. Una de ellas se habría fijado para contrarrestar la influencia socialista en el sector laboral en Arequipa; pero la que más peso tiene es la versión sobre el factor climático.
“En febrero generalmente llueve en Arequipa y por esa zona mucho más y en esos tiempos no había las facilidades para transportarse y mucho menos un camino muy accesible, y al parecer eso fue el factor principal por el que se trasladó la fiesta al 1 de mayo, luego de asegurarse el cese de las lluvias”, añadió Espinoza de la Borda.
Sobre el valor artístico e histórico de la imagen, señala que tampoco se han hecho estudios para su determinación, lo cual significa que no necesariamente lo que tiene gran valor va a tener muchos seguidores, sino el hecho que los feligreses perciben algo especial en ella y por eso le rinde tanto culto.
“Sabemos por referencia que se trata de una imagen de vestir de caballete, que consta de una cabeza tallada en madera y un armazón recubierto en tela y con los brazos movibles que le permite cambiarle los vestidos, una imagen del siglo XVIII con ojos de vidrio y una mirada muy expresiva que apenas supera el metro de alto; pero más allá del valor artístico que no le resta en nada, lo que para los feligreses importa más, es lo que significa para ellos, la identifican como su madre por eso le dicen ‘Mamita de Chapi’, a quien le atribuyen una serie de milagros o gracias”, indicó.
Respecto a los templos que tuvo, Espinoza indica que se han tenido diversas edificaciones a lo largo de su historia, comenzando con un pequeño templo cuando estaba por el sector de Churajón, luego se habla de una pequeña ermita de piedra y barro que se hizo para cobijarla unos metros más allá del actual Santuario.
Hubo una construcción inicial que luego se destruyó con el terremoto de 1868 de la que el fotógrafo Martín Chambi logró una toma. “Dicen que allí la imagen sufrió algunos daños y fue restaurada, otros indican que tanto fue el daño que tuvo que ser reemplazada”, cuenta.
Lo cierto es que fueron los propios devotos los que se encargaron de construir las capillas, con materiales que ellos iban llevando en sus viajes, con lo cual permite que la devoción vaya creciendo. Allí surge el tema del manantial de agua, que comenzó a brotar de la tierra y al que le atribuyen además una serie de milagros para los obreros que trabajaron en el templo.
Sin embargo con los años, la iglesia quedó pequeña y se considera la construcción de una más grande en la gestión de los obispos Mariano Holguín y luego Leonardo Rodríguez Ballón, que fue una iglesia de tres naves. Aquí también la población colaboró ampliamente. El artesano Luis Salinas Sosa había recubierto el altar mayor con pan de oro. Este templo también quedó seriamente dañado con el terremoto del 2001 y probablemente de manera errónea, en lugar de reconstruirlo, se demolió para dar paso a la construcción de un moderno santuario con mucho más capacidad para cientos de fieles.
El hecho que el Ministerio de Cultura, haya reconocido a esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, se debe no solo a la imagen o el carácter religioso que tiene, sino a todo el conjunto de tradiciones que se siguen alrededor, que no necesariamente tienen que ver con el catolicismo, explica el historiador.
Indica que por ejemplo, el mismo hecho del peregrinaje que hacen muchas personas, al caminar por varias horas a través de cerros, es una vieja costumbre de las culturas occidentales, orientales, andinas y americanas; además está la tradición de elaborar las llamadas “apachetas” que son un tributo a la naturaleza o colocar cruces en el camino, llevar sus piedras mientras se hace la peregrinación.
DATO
A ello hay que sumarle el comercio que hay en todo el trayecto, las bandas de músicos, la pirotecnia y muchas otras manifestaciones, han hecho que esta festividad sea reconocida y se convierta en una de las actividades que más concentración tiene; pero que no tiene seguidores de solo de un día, sino de todo el año, ya que en la mayoría de viviendas hay una imagen de la Virgen de Chapi.