La gestión y los desafíos del Minsa
Por: Herberth Cuba – El Montonero
El 3 de mayo el Ministerio de Salud (Minsa) ha dado a conocer sus lineamientos de salud. Ha resaltado en su sustentación cuatro instrumentos de gestión aprobados durante los últimos dos años: la Visión del Perú al 2050, la Política General de Gobierno (DS 164-2021-PCM), la Política Nacional Multisectorial de Salud al 2030 (DS 026-2020-SA) y el Plan Estratégico Multisectorial (DS 016-2021-SA). En ese marco ha enfatizado la lucha contra la pandemia, la preservación de la vida y la salud y el aseguramiento del desarrollo infantil temprano, “con enfoque preventivo y con articulación intersectorial e intergubernamental”.
Además, como políticas sectoriales “ha incluido” a la implementación de Redes Integradas de Salud (RIS), la ampliación de oferta hospitalaria, el cierre de brechas de vacunación, la disponibilidad de recursos estratégicos, la atención de salud mental y el fortalecimiento de la gestión de recursos humanos. Si se comparan estos lineamientos con los de las últimas cuatro gestiones ministeriales, no se notará la diferencia. Una vez más, se evidencia una mirada, solo al interior del Minsa en detrimento del Sistema Nacional de Salud, a pesar que es su ente rector.
Ha dado la impresión de que las actuales autoridades no valoran la importancia de la rectoría y la potestad sancionadora para el cumplimiento de las políticas públicas generales y sectoriales, las estrategias sanitarias y las normas de alcance nacional, entre otros, sobre el Sistema Nacional de Salud, tal como señala la Ley N° 30895, “Ley que fortalece la función rectora del Minsa”. Ninguna de las cuatro políticas sectoriales aporta novedad. Sin embargo, la descripción del Minsa de cada una de ellas ha puesto en evidencia que aún no se ha comprendido la esencia de cada una.
Con relación a la implementación de las Redes Integradas de Salud y la ampliación de oferta hospitalaria, se constata un retroceso frente a la Ley N° 30885, “Ley de conformación de Redes Integradas de Salud” y también una reducción de su rol a aspectos solo curativos. Y además, las han “afiliado” indebidamente al concepto “nueva Atención Primaria de Salud”. Sin embargo, este planteamiento de los enfoques, en controversia con el legado de Alma Ata, implica abrir el abanico de posibilidades para incumplir la Ley N° 30885 y además restarle creatividad al proceso de conformación de las Redes Integradas de Salud frente a la diversidad geográfica, económica, social y cultural del país.
Asimismo, ha remarcado que son 8,834 establecimientos de salud incluidos en la fase de la implementación de las Redes Integradas de Salud que pertenecen a EsSalud, gobiernos regionales, Minsa, Sanidades militares, INPE y Sanidad Policial. No han tomado en cuenta a los municipios; solo a modo de ejemplo de exclusión está el caso de Lima y algunas regiones, el Sistema de Solidaridad (SISOL), aunque existen muchos otros casos más.
Tampoco han incluido en la cifra a los establecimientos de salud privados o mixtos, a pesar de que son considerados en la futura y alejada “fase 3 de implementación”. Pero las debilidades conceptuales son dramáticas cuando se considera que las Redes Integradas de Salud tendrán como resultado al Modelo de Atención Integral de Salud. Es decir, tanto esfuerzo, para llegar al mismo modelo curativo.
Parece difícil para las autoridades del Minsa abandonar el concepto (paradigma) de atención (médica y de salud) y pasar al concepto de cuidado de la salud, que implica, la intervención en los determinantes económicos, sociales y culturales de la Salud, en la estrategia de la Atención Primaria de Salud, en la promoción de los estilos de vida saludables, en la reducción de las desigualdades para lograr el poder de acceso a la salud, así como, el uso integrado de la epidemiología, la salud pública y el ejercicio irrestricto de los derechos humanos a la salud y a la Seguridad Social.
En ese sentido, no resulta extraño que el Minsa resalte como avances los aspectos curativos “en el fortalecimiento de las RIS” en cuatro regiones, como Lima, La Libertad, San Martín y Huancavelica, con equipos biomédicos, como un resonador magnético, tres mamógrafos, 10 mil bienes entre equipos y mobiliario, centros de datos, cableado eléctrico y ocho “obras” en “IPRESS” de Lima y La libertad, por un monto de 1093 millones de soles. Como ya es conocido, esos fondos provienen del Convenio con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, para apoyar la conformación de las Redes Integradas de Salud, por tanto, el Minsa ha debido presentar la revisión de cada uno de los componentes de inversión que tiene el aludido convenio, así como, el nivel de ejecución y la fecha de la culminación.
En cuanto al fortalecimiento de los recursos humanos, ha señalado que el Minsa ha logrado retomar el diálogo cordial con los diversos gremios, incluidos los de la profesión médica. Asimismo, ha señalado que los servidores contratados para enfrentar la pandemia bajo la modalidad CAS-Covid, no serán despedidos y que existe el “techo presupuestal” para dos meses más, lapso en que espera, mediante ley, resolver su incorporación definitiva, bajo nuevas condiciones.
Por otro lado, se ha comprometido a resolver las dificultades del Minsa para implementar las prácticas preprofesionales presenciales de los estudiantes de medicina, denominado internado médico, así como, la dotación de equipos de protección personal, seguro médico y de vida, y la asignación de un sueldo mínimo, entre otros aspectos. Es una buena noticia, frente a la crispación en que se encuentra el personal de salud, luego de los conflictos con el anterior ministro.
El sesgo curativo del Minsa impide que se comprenda que el nuevo modelo de Redes Integradas de Salud con enfoque comunitario implica un rediseño completo y progresivo del actual Sistema Nacional de Salud. ¡Urge corregir!