Por: Carlos Meneses

“Los testimonios de un militar cuentan lo que fue la verdadera historia de la revolución de junio de 1950”.

Desde que ocurrieron los hechos luctuosos de 1950, Arequipa no ha conocido una versión diferente a la que los políticos dieron sobre lo que empezó como una huelga estudiantil para terminar con la muerte de 20 civiles y 13 militares.

Un militar, que empezó su vida como soldado de tropa y la concluyó como oficial alcanzando el grado de Coronel de Infantería, se ha encargado de revelar lo encontrado en su quehacer como teniente, rango que entonces tenía, y como investigador en los archivos del Ejército Peruano y de los informes que dieron de los sucesos los jefes de los batallones acantonados en Miraflores, plaza España y Tingo.

Por conveniencias políticas, el gobierno de Odría, que entonces conducía los destinos de la República, dispuso impunidad para los participantes y olvido de los hechos. Así que jóvenes socialistas y antiguos apristas se pusieron como líderes civiles de una protesta ciudadana contra decisiones de quien era prefecto y también jefe militar de la plaza, el coronel Daniel Meza Cuadra.

Napoleón Sosa dice que Meza Cuadra se equivocó. En contraste resalta la figura, la acción del líder de la contraparte, Francisco Mostajo, como la de un gran hombre capaz de escribir un capítulo adicional a las revoluciones de Arequipa descrita por historiadores en los inicios de la República.

El propósito del documento recién revelado luego de 72 años de que se produjeron los hechos no es otro sino el de exponer la nobleza cívica de los arequipeños que liderados por Mostajo se opusieron a los abusos de poder y también procurar que los eventuales desencuentros entre civiles y militares solo evidencien el propósito de olvidar lo que nos separó por un tiempo y recordar aquello que nos une para alcanzar el desarrollo de Arequipa primero y del Perú entero.