El Arte es la búsqueda de una identidad
Por: Claudia Apaza Escárcena
El polifacético artista Alberto Ramos Palacios es un grabador y pintor cuyo nacimiento en Nazca fue circunstancial. Pasó la infancia en Ayacucho hasta los diez años, luego toda su familia migró a la capital. Nos cuenta:
—Somos una familia de tres hermanos, mis padres son andinos. Soy quechua hablante. Mi estadía en Ayacucho me gustó porque me consideré en una jungla, mi entorno era de mucha vegetación, insectos, reptiles. Realice estudios en la Escuela de Bellas Artes en los años 70 y 80, culmine la carrera en ocho años porque tuve que autoeducarme. Cuando me inicié en el grabado fue grande el entusiasmo de verme en blanco y negro. Durante mis estudios gané una primer Mención honrosa en el ICPNA; luego realice muchas exposiciones, hasta que egresé; y en 1987 gane mi Primer premio. Desde esos años podía vivir de mis trabajos.
Alberto Ramos recoge en su arte todo lo que le tocó vivir. El tema de sus inicios era el terrorismo, las muertes violentas durante esa época. Este sentimiento opresor lo manifiesta en una serie de rostros femeninos que con gran carga expresiva revelan dolor, sufrimiento, desesperanza, miradas cuestionadoras, en un desenvolvimiento dinámico y soberbio de trazos. Alberto Ramos abandona en su obra la mirada dulce de la mujer andina, en cambio desarrolla el tema del sufrimiento, lo llena de simbolismo y le da un carácter de denuncia.
Conoció a una amiga que le mostró la Biblia andina, quedó impactado por la iconografía y el simbolismo andinos, que llevó a sus grabados: el cóndor o Apu Huamani, la Ylla, la Uma, el mito del agua o el Amaru. Otros elementos presentes en algunos grabados suyos son los insectos, habitantes de los valles de Patibamba, donde pasó su infancia.
Su obra está llena de humanismo, pero también de relación con la naturaleza y el cosmos. Alberto Ramos evidencia interés por mostrarnos desde su perspectiva el mundo andino con toda su esencia mitológica y el sentimiento característico.
Tiene el concepto claro de lo que quiere decir, reafirma su anhelo de identidad cultural, y con el arte contemporáneo construye su obra sobre fundamentos sociales, con contenidos que interpelan a la sociedad. Nos comenta que, así como una obra barroca hacía reflexionar sobre un sentimiento cristiano o sobre una búsqueda de lo trascendente; o como una obra clásica nos ponía ante la idea la moral del individuo ante la sociedad, la obra de arte contemporánea busca la provocación. Dice:
—Para mí el arte sensibiliza al ser humano, siempre está en la verdad de esta sociedad. Considero que son muy importantes los diversos lenguajes plásticos para la composición artística; pero los trabajos más creativos son aportes que trascienden ante el espectador por sus elementos de sincretismo cultural peruano, dejando apreciar un contenido plástico rico, que nos hace precisamente pensar que el poder del arte es la creatividad y el valor de la diversidad.
Alberto Ramos señala que aún hay una tendencia a la marginalización de artistas como él, que desarrollan su producción con elementos que los identifican culturalmente y que no están dentro del registro esteticista de las galerías de arte. Esa actitud de seguir negando lo propio. De lo que se trata —dice— es de mostrar una paleta conformada por distintas líneas de trabajo, ideologías opuestas o diferentes tradiciones culturales, pero con un objetivo común, democrático, y con el ánimo de construir un horizonte justo, que nos permita seguir coexistiendo.
Esta invisibilización alcanza a Alberto Ramos y a su obra. La crítica especializada muchas veces centra sus discursos en la estética de los estilos y las formas, suprimiendo los juicios sobre procesos artísticos sociales, fundamentales para construir conciencias y crear sociedades maduras.
Nuestro artista ha merecido distinciones por su obra xilográfica, ha ganado el Primer premio en una Bienal de Japón, así mismo en España la Bienal de grabado; y en Perú, el Salón nacional de Grabado ICPNA.
Alberto Ramos Palacios presentó últimamente la serie de “Huallallus” conformada por seis xilografías monocromas: Huallallu I dios devorador, Huallallu II dios devorador, Huallallu III dios devorador, Huallallu IV dios devorador, Huallallu V dios devorador y Huallallu VI dios devorador.
Huallallu I es una xilografía monocroma de formato horizontal en la que se aprecia una figura predominante oscura, contrastado en un fondo blanco con una gran variedad de texturas conformadas por líneas y puntos; su composición es completamente estilizada e irreconocible, pero se pueden distinguir la cola y las aletas de un pez, el cuerpo en el que predomina un espiral y su cabeza con dos ojos, las fauces que se tragan un elemento pequeño; al mismo tiempo, se aprecia en la parte superior derecha dos formas serpenteadas que van en dirección izquierda: se trata de una deidad de la cosmovisión andina, un dios tutelar Huanca, un apu representado en una aparente forma de pez que se traga a otro pequeño.
Alberto Ramos, notable grabador y profesor de la ESFAP “Francisco Laso” de Tacna. – (Maestría de Artes, UNSA)