CIRCA celebra 63 años de creación rindiendo homenaje a su fundador
Por: Roxana Ortiz A.
Hace 63 años el recordado padre jesuita Carlos S. Pozzo, decidió fundar una obra para brindar educación a los más necesitados, sin imaginarse que años después, su obra beneficiaría a miles de niños, adolescentes y jóvenes.
Se trata de la Federación de Círculos Sociales Católicos de Arequipa (CIRCA), una organización sin fines de lucro que se fundó en 1958 como una forma de dar respuesta humanitaria al desastre provocado por el devastador terremoto que asoló Arequipa en ese año.
En ese contexto CIRCA comenzó a desarrollar su acción social, y hoy en día, su fin principal es la promoción social de la población en estas zonas marginales de Arequipa, en los campos educativo, cultural, de inserción laboral, sanitaria y de infraestructuras.
Cuenta con 33 instituciones educativas y 2 centros de formación ocupacional; además brinda apoyo educativo a 8 Hogares, llamados “Sumac Wasi” (en quechua, casas bonitas) que acogen a casi 300 niños y niñas en situación de riesgo y exclusión social. CIRCA asume la responsabilidad de garantizar su alimentación, vestido, vivienda, escolarización y capacitación para que puedan desenvolverse en la vida e incorporarse en el mundo laboral.
CIRCA está formado también por agrupaciones que en su momento fundara el Padre Pozzo, como: Departamentos de Madres y Departamento de Viudas; Departamentos formativos: Vanguardias, Comandos, Montañeras, Montañeros, NUREC, NEC, Cruz Verde y Periodismo; Departamentos de Asesores: Ven y Sígueme, Santa María Goretty, CIRCA MAT, REM, JUREMA, Sembradores de Cristo, Luz de Cristo.
Con la frase “No te fíes de tus fuerzas, fíate de Dios” la obra del Padre Pozzo continúa con el legado que dejó y hoy se puede comprobar por el trabajo que se trasluce en toda Arequipa. Aún en el contexto de la pandemia por el COVID 19, supo estar a la altura para no abandonar su responsabilidad con tantos hermanos, niños y niñas que dependen de esta hermosa obra de Dios.
El padre Carlos Pozzo nació en Italia un 28 de marzo de 1918 de una familia pobre, pero muy religiosa. Llegó al Perú en 1936 para trabajar como empleado en el Callao. Estuvo trabajando con sus hermanos en varios negocios, pero no les fue muy bien. En medio de su desconcierto, acudió a los padres Jesuitas, quienes poco a poco lo fueron guiando en su vocación, llegando a ingresar en el Noviciado de San Estanislao de Kostka en Lima.
Quienes lo llegaron a conocer dan cuenta de su gran personalidad, sencilla, amable, de pocas palabras, andaba con sandalias siempre llenas de tierra luego de recorrer los lugares más necesitados, casi nunca usaba su clérigo; con los cabellos cortados a rape y una bondadosa sonrisa con la cual lograba obtener ayuda para sus obras benéficas.