Los prefectos de otros tiempos
Por: Carlos Meneses
“Los prefectos perdieron toda vigencia desde el gobierno militar y los gobiernos regionales”.
Los prefectos políticos disminuyeron su presencia como coordinadores y representantes personales del presidente de la República en el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado. Se recuerda que los jefes militares asumieron la tarea que antes tenían quienes gobernaban Arequipa u otras capitales de regiones reteniendo las funciones de comandantes generales.
Paralelamente, los sueldos de los prefectos decayeron, además los edificios que ocupaban dejaron de ser sus residencias y fueron abandonados de todo cuidado y conservación.
Los gobernadores regionales los reemplazaron en el mando como coordinadores del sector público y ahora las prefecturas están convertidas en agencias políticas del gobierno de turno. En el caso de Arequipa, el actual prefecto solo tuvo facultades para ser un coordinador del Consejo Descentralizado de Ministros y un agitador político en las calles contra el Congreso de la República.
Las prefecturas, en realidad, ya no existen, son los brazos políticos del poder de turno y carecen de autoridad sobre las gerencias regionales de los sectores que desde luego más obedecen a los gobernadores quienes los nombran o los cambian.
Es indudable que persistir la equivocada función que hoy tienen las prefecturas y las subprefecturas provinciales el camino es el fin de lo que en otros tiempos fueron.
Una falta de adecuación a tiempos diferentes impone la desaparición de lo que no se sabe qué razón tiene de existir, pues en los protocolos oficiales el Prefecto ya no tiene lugar para ubicarse cuando se reúnen las autoridades. Nadie sabe a quién representa ese señor que tiene una banda que no es la que corresponde a quien se presenta como el jefe del Estado, pues el primer funcionario público de la región es el gobernador; el segundo, el alcalde de la ciudad y luego están los presidentes de las cortes de justicia, del Congreso.