La originalidad tiene su propio camino
Por: Cintia Ugarte Checa – (Maestría de Artes, UNSA)
Marco Antonio Ángles, egresado de la Universidad Católica Santa María, es, básicamente, un artista autodidacta que se desempeña por igual en la música, las artes plásticas y la literatura del ámbito “under” arequipeño, si lo hay. Tiene dos discos, una novela y varias exposiciones en su haber, y un pequeño círculo de seguidores. Nos acercamos a él.
C: Marco Antonio, ¿consideras tu obra como arte contemporáneo?
M: Estaba leyendo un ensayo de Giorgio Agamben donde hablaba sobre la contemporaneidad en el arte. Dice que el arte contemporáneo solo mira la oscuridad, no la luz. Muchas veces me he puesto a pensar en mi arte y efectivamente en el mío hay una diferencia: no puedo decir eso, porque yo veo la luz aunque en su mayoría veo la oscuridad. Siento que es más o menos lo que me pasa. Si no hubiera leído sobre filosofía contemporánea quizás no podría contestarte.
C: Sobre tu estilo…
No sé cuál es mi estilo, nadie sabe cuál es realmente el suyo, lo vas descubriendo en el camino. Nadie sabe lo que tiene realmente dentro hasta que lo expulsa, las obras de arte se hacen solas, muchas veces a pesar de la intención del artista que las crea, y luego ya no le pertenecen más.
Generalmente son los que observan tus obras, con el paso del tiempo, los que te dicen cuál es el estilo que tienes. Cuando un artista trata de ser original premeditadamente nunca lo logra, la originalidad sigue su camino aparte, no acepta chantajes, ni planes ni arreglos. Es independiente de uno, es inconsciente y misteriosa, y se entromete o no en una obra de arte…
C: ¿Cómo consideras que se encuentra el arte en Arequipa?
M: La verdad, no tengo ni idea. En ese sentido soy un egoísta tremendo, como la mayoría de artistas. Todos los artistas son ególatras, los artistas lo que quieren es llamar la atención, es un instinto que incluso tienen los animales.
Si te dicen que tus cuadros no los va a ver nadie, nunca, estoy seguro que el 95% de los artistas no pintarían. O al hacer música, si sabes que nadie te va a escuchar no harías música. Si tú le dices a un escritor nadie te va a leer, entonces no lo haría. Por lo tanto, considero que se parte de algo frívolo, de llamar la atención. El artista llega a extremos insoportables y muchos caen en el ridículo porque como ya no saben cómo llamar la atención se visten de una manera u otra; la mayoría son estrambóticos.
C: ¿Crees que tu arte es estrambótico?
M: Uno no sabe cómo es su arte. Digamos que pasan cinco años y pinto y pinto lo que se me ocurre sin tener una ideología artística, pinto lo que quiero hacer o sea “para mí” durante cinco años. Entonces descubres un patrón, ese patrón es lo que define tu estilo.
Es muy difícil que una persona que se preocupa por la literatura, las culturas ancestrales, por las civilizaciones perdidas, caiga en eso que me dices, porque cuando el artista tiene cultura y lecturas y bagaje cultural, adquiere una mirada mucho más amplia, entonces puede ser contemporáneo en algún sentido de la palabra. Su arte nunca va a pasar de moda, va a ser eterno.
Lo que te hace ver la luz es tener una mirada amplia del mundo, de la cultura, de las civilizaciones, de lo que puede ocurrir, mirar en las fuentes.
Lo decía un ensayista, Omar Calabrese en “Vivimos el barroco” habla del “no sé qué”, que tiene toda obra de arte. Es algo que no puedes explicar, cualquier cosa en realidad.
C: ¿Y sobre la reproducción artística?
M: Pienso que una obra de arte debe ser única, solamente cuando sé que voy a hacer algo único es que me anima a hacerlo. Si sé que voy a repetir algo me entra una apatía terrible, y generalmente no puedo hacerlo. Una obra para mí debe ser única y es lo que diferencia al arte de la artesanía que debe repetir los patrones, tiene una tradición dada por los abuelos. Pero el arte no, debe ser una obra única e irreproducible.
C: ¿Si el artista quiere vivir de su arte, tendría que adaptarse a la sociedad?
Sí, exactamente, tiene que volverse comercial, prostituirse en cierta forma. ¿Quién puede vivir de su arte? Un famoso, un Picasso. Si quieres vivir tienes que hacer eso, copiar.
C: Entonces, ¿cuál es el objeto del arte?
M: Todo se me ha juntado, me he transformado en no sé qué cosa en el camino, ya no puedo separar al artista de la persona. Actúo todos los días, solo para mí y esa es mi realidad. Yo no sabía que todo era producto de un desgarro profundo, congénito.
Por medio de mi arte me comunico con el mundo, me justifico en la vida y busco un reconocimiento, un lugar para estar, momentáneamente. Ya sé que un artista no es más que un desadaptado, un ególatra, un tipo incompleto, y a veces francamente despreciable.
C: En cuanto a tu proceso creativo, también haces música, ¿consideras que hay relación entre el proceso de la pintura y la música?
M: El proceso de composición es exactamente el mismo, al igual que con la escritura. El método es la forma del ser. Te hablo de mí, pero pienso que es igual para todos.
El primer cuadro que hice fue grande y plasmé allí todas mis obsesiones. Son esas con las que naces, como la curiosidad en las grandes ciudades.
Ese cuadro no lo puedo superar, siento que se hizo solo.
No pienso que me inspiro si no que, al contrario, para hacer la obra salgo de la inspiración y caigo en la tierra. Cuando tomo la decisión de hacer algo sé que lo voy a hacer bien.