El arte del diálogo y el magisterio de la no violencia
Por: Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magíster en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres.

Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (30%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. La mayor parte de las veces el agresor es la pareja. En todo el mundo, casi un tercio (27%) de las mujeres de 15 a 49 años que han estado en una relación informan haber sufrido algún tipo de violencia física y /o sexual por su pareja.

Nuestro mundo está fuertemente contaminado por el virus mental de la violencia, la agresión y la intolerancia; y ante aquel espectáculo desolador que tenemos delante nuestro cada día un padre bueno del mundo repite ante su descendencia quizá el mismo discurso aprendido de su padre “¡Hijo, si alguien te golpea responde con otro golpe!, ¡Solo así te harás respetar!

Y yo vengo y pregunto:

¿El mundo cesara en sus afanes de violencia si nuestro discurso de convivencia no cambia?

¿Nuestra sociedad será menos violenta con discursos intolerantes de cada padre bueno en su familia?

¿Podremos aquellos que no somos violentos resistir los golpes tan agrestes de la vida?

Quizá la respuesta a tantas preguntas sea la negación sincera, aquella que refleje la más grande frustración al ver que la violencia gobierna la gran mayoría de nuestros actos en la vida.

Y la pregunta complementaria quizá sería:

¿Por qué esforzarnos en tejer el lienzo de la paz en nuestros hogares?

¿Por qué dar todo de nosotros es una cruzada casi imposible por sembrar los caminos de la vida de bondad y generosidad?

Y la respuesta sería sencilla: porque es nuestra esencia como seres humanos, seres buenos, contemplativos, generosos, buenos y empáticos con la existencia humana.

Día a día los padres maravillosos desarrollan una plática interminable en sus hogares con sus hijos, una plática condensada en las siguientes oraciones llenas de afecto:

“Querido hijo mío, sé que aquello que te voy a decir es difícil de entender y muchos más de hacer, pero quiero que me escuches atentamente y que me respondas ¡si! luego de haber hecho tuyo aquel aprendizaje que llevo bordado en los labios. Hoy quiero decirte que muchos compañeros y amigos tuyos en tu institución educativa actuaran de modo violento, agresivo, impulsivo e intolerante y que probablemente tú seas uno de los objetivos de aquella conducta insana. Quiero decirte que aquellos compañeros tuyos que actúan de ese momento no son malos o perversos solo son niños y niñas que viven confundidos, son seres humanos maravillosos que no viven en hogares llenos de aplausos ante la bondad de sus actos, son niños cuya mente está contaminada por el virus de lo violencia y el miedo, miedo a ser aceptados, miedo a expresar sus ideas, pensamientos o actos. Recuerda amado hijo mío que detrás de un niño violento hay un niño lleno de miedo, temor, angustia, desesperación y quizá soledad. Recuerda amado hijo mío que los fuertes son aquellos que piensan, que dialogan y que buscan una respuesta siempre inteligente ante las agresiones del mundo y de los seres humanos y que un ser humano débil es aquel que golpea, insulta, y agrede psicológicamente ya que no tiene el recurso del diálogo y la bondad para poder llevar a cabo sus actos. Tu eres mi querubín, la luz de bondad en el mundo y por ello nunca reaccionaras violentamente ante la agresión de un ser humano. Recuerda querido hijo mío que la conducta violenta es como un regalo que se queda en las manos de aquel que lo acepta y que si tú, mentalmente, no aceptas ser sujeto de acto violento alguno tendrás paz en tu mente y el acto de agresión quedara en las manos y en la mente de aquel que busco llevarlo a cabo. Ahora, mi pequeño hijo, sé que tendrás las herramientas necesarias para enfrentar el desafío de violencia en tu mundo y todos aquellos mundos en los cuales te toque vivir”.

Recordando cada frase del diálogo antes señalado, reflexiono:

¿Cómo sería el mundo si todos los padres del mundo dejaran de ser buenos y pasaran a ser maravillosos?

¿Cómo sería el mundo lleno de hijos maravillosos que día a día recuerden en su mente el discurso de no violencia del padre maravilloso?

¿Cómo serían las escuelas del mundo si cada mañana antes de iniciar las clases los profesores de aula repitieran junto a sus estudiantes el discurso de no violencia del padre maravilloso?

De seguro sería un mundo distinto, un mundo de comprensión, empatía, generosidad y compromiso, un mundo construido por algo tan sencillo y grande a la vez.

Cada hijo de padre maravilloso lleva en su mente un compromiso único: no ejercer nunca violencia alguna en la vida.

Cada hijo de padre maravilloso reconoce en cada ser humano tantos bienes valiosos como la vida, la integridad, el esfuerzo, el compañerismo, la amistad y la inteligencia y sabe que son esos los dones que siempre deberá considerar en un ser humano.

Cada hijo de padre maravilloso duerme en paz cada noche, duerme fiel a una forma de pensar y actuar: duerme en base al magisterio de la bondad; y yo pregunto:

¿Cuántos tenemos un sueño reducido cada noche ya que nuestros recuerdos llenos de violencia nos abrazan inmisericordemente?

La violencia es el peor de los bienes que puede albergar un ser humano, es una letanía que golpea la vida y que lastima los sueños y metas de todos aquellos que la soportan.

DATO

Hoy es un día importante para desprendernos de ella, de la violencia y para avivar el fuego de la paz en nuestros corazones. Hoy es un maravilloso día para hilar una manta de bondad en nuestro corazón emocional.

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