EL ESTATUS JURÍDICO-POLÍTICO DE TAIWÁN FRENTE A LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
Por: Anthony Medina Rivas Plata – Director de la Escuela Profesional de Ciencia Política y Gobierno UCSM

Taiwán, oficialmente conocida como ‘República de China’ (RDC), es una isla de China separada por el Estrecho de Taiwán. Se ha gobernado independientemente de la China continental (la que oficialmente conocemos como República Popular China-RPC) desde 1949. La RPC ve a la RDC como una provincia renegada, y ha venido durante décadas prometiendo ‘reunificar’ a Taiwán con el resto del país tarde o temprano. En Taiwán, con una población de 23 millones de personas y un gobierno propio electo democráticamente, los líderes políticos tienen puntos de vista diferentes sobre el estatus jurídico-político de la isla y de sus relaciones exteriores.

Las tensiones entre la RPC y la RDC se han intensificado desde la elección de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-Wen en 2016. Tsai se ha negado a aceptar una fórmula que su predecesora, Ma Ying-Jeou, promovió para incrementar las relaciones de cooperación a los dos lados del Estrecho de Taiwán. Desde entonces, Beijing ha tomado acciones con el objetivo de aumentar su presencia en Taiwán, incluso volando aviones de combate cerca de la isla a forma de demostración de fuerza. En ese sentido, la reciente visita de la Presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán, ha aumentado las tensiones entre ambas Chinas, al punto de llevar al gobierno chino a amenazar directamente al gobierno estadounidense con represalias que incluso pueden ser de carácter militar.

Beijing sostiene que existe ‘una sola China’ y que Taiwán es parte de ella. Este hecho es respaldado por el pequeño grupo de países que reconocen diplomáticamente a Taiwán frente a China; ocho de los catorce de ellos están ubicados en el continente americano. Sólo Bélice, Guatemala, Honduras, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, el Estado Vaticano, Suazilandia, las Islas Marshall, Nauru, Palaos y Tuvalu reconocen a Taiwán; mientras que el resto de la comunidad internacional reconoce a la República Popular China, dado que ningún gobierno ha mantenido simultáneamente lazos diplomáticos formales con China y Taiwán. La RPC afirma que la RDC está obligada por un entendimiento conocido como el ‘Consenso de 1992’, que fue alcanzado entre representantes del Partido Comunista Chino (PCCh) y el Partido Nacionalista Kuomintang (KMT) que entonces gobernaba Taiwán. Sin embargo, hasta el día de hoy las dos partes tienen interpretaciones distintas del acuerdo. Para la RPC, el Consenso de 1992 refleja el acuerdo de que los dos lados del Estrecho pertenecerían a una sola China y que trabajarían juntos para buscar la reunificación nacional; mientras que, para los nacionalistas del gobierno taiwanés, dicho acuerdo reconoce la controversia existente en torno a la legitimidad del Estado Taiwanés, siendo dicho Estado la ‘verdadera’ China. En ese sentido, la Constitución Taiwanesa redactada por los nacionalistas del KMT sigue reconociendo a China continental, Mongolia, Taiwán, el Tíbet y el Mar de China Meridional como parte de la República de China.

El principal partido rival del KMT, el Partido Progresista Democrático de Taiwán (DPP), nunca ha respaldado el entendimiento entre las dos Chinas establecido por el Consenso de 1992. La presidenta taiwanesa Tsai, quien también es líder del DPP, se ha negado a aceptarlo explícitamente, a la vez que ha venido buscando un enfoque alternativo que pueda ser aceptable por Beijing. En su discurso inaugural del año 2016, Tsai señaló que fue elegida presidenta de acuerdo a la Constitución de la República de China, que reconoce a Taiwán como la única y verdadera China; prometiendo a su vez que dirigirá sus relaciones con la China Continental de acuerdo a dicha Constitución. Por supuesto, Beijing rechazó esta formulación y cortó los contactos oficiales con Taiwán.

En un discurso de 2019, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, reiteró su vieja propuesta para Taiwán: que se incorpore al continente bajo la fórmula de ‘un país, dos sistemas’ que utiliza con Hong Kong. Esto permitiría a Taiwán mantener su sistema político y económico manteniendo a su vez un alto grado de autonomía. Sin embargo, la propuesta se ha vuelto bastante impopular entre los taiwaneses debido a la respuesta del gobierno chino en Beijing frente a las protestas en Hong Kong que se produjeron en los últimos meses.

Taiwán no pertenece a la Organización de las Naciones Unidas y la RPC rechaza su participación en cualquier organismo internacional que exija el reconocimiento jurídico de los Estados como requisito previo para el otorgamiento de membresía. El gobierno taiwanés en Taipéi protesta regularmente por dicha exclusión, a la vez que busca el apoyo de los Estados Unidos para poder evadir el veto de Beijing. Durante el año 2020, Taipéi criticó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por ceder a las demandas de Beijing y continuar prohibiendo el ingreso de Taiwán, que gestionó una de las respuestas más efectivas del mundo al COVID-19 en los primeros dos años de la pandemia. Debido a ese buen desempeño, los países del Grupo de los Siete (G7) han pedido la inclusión de Taiwán como miembro observador en los foros de la OMS. A pesar de las limitaciones generadas por el veto de la RPC, Taiwán tiene estatus de miembro en más de cuarenta organizaciones, la mayoría de ellas regionales, como el Banco Asiático de Desarrollo, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), así como en la Organización Mundial del Comercio; a la vez que tiene estatus de observador en varios otros organismos.

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