Rezagados en competitividad y calidad del empleo
Por: Martín Taype – El Montonero
Uno de los temas más debatidos en el mundo –en los ámbitos académicos, empresariales, de gremios sindicales y políticos– es la problemática del empleo. Y es que las tasas de desempleo son todavía muy altas, una situación que puede agudizarse aún más en este 2022 e inclusive en el 2023, debido a la recesión en la Eurozona y EE.UU que, al igual que el Reino Unido, afronta la mayor inflación de los últimos 40 años. Veamos qué sucede en el Perú.
En el mercado laboral peruano persisten considerables rezagos en competitividad y calidad del empleo desde hace varios años. Una muestra de ello es que, alrededor del 50% de los trabajadores operaban en condición vulnerable en 2021 y con una tasa de informalidad que ascendía al 76.8%, lo cual casi igualó los resultados de 2010 (77.1%). Estas son cifras brindadas por la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), según fue publicada en el Semanario 1129 de Comex Perú.
Según la citada publicación, en Perú el 45.8% de los trabajadores asalariados recibieron ingresos menores o iguales a la remuneración mínima vital (RMV) vigente (S/ 930) en 2021, proporción que se mantuvo casi constante en años previos. Si consideramos el nuevo salario mínimo (S/ 1,025 desde mayo de 2022), la cantidad de trabajadores asalariados que recibió como máximo dicho monto ascendió a 51.5% el año pasado. Esto se debe a la alta tasa de informalidad en el mercado laboral peruano.
A manera de referencia, es importante resaltar que aproximadamente el 22% de los trabajadores en todo el continente americano recibieron ingresos menores o iguales al salario mínimo establecido en cada país en 2019, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta situación evidencia aún más el rezago en competitividad de nuestro mercado laboral.
Estos resultados son preocupantes. Definitivamente el crecimiento económico no garantiza un crecimiento del empleo ni necesariamente implica desarrollo económico en la población de un país, ni específicamente igualdad de oportunidades para el desarrollo de toda la población.
En tal sentido, el Gobierno de turno en nuestro país tiene el gran reto de revertir, o al menos atenuar, nuestro rezago en competitividad y calidad del empleo, teniendo en cuenta que nos encontramos en plena cuarta ola de la pandemia del Covid-19. Es necesario que tome medidas que generen confianza en los agentes económicos, a fin de que se promuevan las inversiones y se generen puestos de trabajo formales.
Entre estas medidas propongo, no flexibilizar los protocolos de bioseguridad, el respeto al marco constitucional vigente, y una eficiente y eficaz lucha contra la corrupción, la inseguridad ciudadana y las trabas burocráticas. También una mayor inversión en la educación de la población y realizar cambios estructurales en muchas de las entidades del Estado; no solo a nivel de procesos, sino también en el recurso humano a todo nivel, empezando por el directivo. Se debe dar oportunidades de ocupar cargos directivos a todos los trabajadores en base a una objetiva y transparente meritocracia.
También se debe promover emprendimientos que ofrezcan productos y servicios innovadores con alto contenido tecnológico, con proyección a mercados internacionales que generen empleos de calidad; así como promover el trabajo remoto en las entidades públicas y privadas en todas aquellas actividades que sea posible, y garantizar la estabilidad macroeconómica, teniendo presente que nos encontramos en un entorno económico y geopolítico muy difícil.