El militar y el político
Por: Juan Sheput – El Montonero
Hace doscientos años, cuando el general Don José de San Martín decidió abandonar el territorio peruano, un día después de que se instalara el primer Congreso de la República, nos dejó estas palabras en su proclama de despedida: “La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga, es temible a los Estados que de nuevo se constituyen”. En este 2022, cuando el 20 de septiembre se conmemora el bicentenario del inicio de la República, un militar, no se si afortunado, es el presidente del Congreso, yendo en contra de esa proclama de civilismo que San Martín reclamaba para el inicio de la república del Perú.
Siempre he defendido la trayectoria y experiencia como elementos gravitantes para el desempeño político. Más aún cuando se trata de un oficio complejo en extremo y que requiere de habilidades que solo se construyen en la práctica. El congresista José Williams tiene, indiscutiblemente, una notable hoja de vida castrense, pero es lo político lo que se requiere en estos momentos. Un poder del Estado como el Congreso así lo exige. Especialmente cuando al frente se tiene otro poder, el Ejecutivo, que busca a como dé lugar sobrevivir y polarizar al país, simplificando así al máximo el debate público.
No tengo la menor duda de que el Congreso de la República ha optado por su continuidad. Han tomado la decisión política de permanecer en sus cargos hasta el 2026. En ello la alianza de facto entre Renovación Popular, Avanza País y Perú Libre ha tenido un resultado efectivo en la captura de la presidencia del Parlamento. Dudo mucho que, en ese sentido, una agenda de adelanto de elecciones prospere: Williams se debe a ese triunvirato. Por tanto, el proceso de consolidación de Pedro Castillo continuará, dejando en el camino los escombros de nuestra institucionalidad.
Ese es el gran problema de no ver los asuntos de Estado con un horizonte de largo plazo. Tener una visión de quincena siempre lleva a grandes problemas, uno de ellos es ponerse al margen de la realidad. Una institución tan importante en la estructura del Estado, como son nuestras Fuerzas Armadas, puede ser arrastrada al desprestigio en el imaginario popular con un desempeño errado de parte del congresista Williams. Esperemos que no sea así, pero ceder a una reunión con el presidente Castillo, flanqueado por un grupo de ministros, en momentos en que el presidente está siendo investigado por la Fiscalía (también por el mismo Congreso) y tiene dos denuncias constitucionales no parece un acierto, y más bien va en contra de la cada vez más invisible separación de poderes.
Castillo se sigue fortaleciendo. El Congreso se sigue empequeñeciendo. El primero ha aprendido a hacer política. El segundo se limita a sobrevivir.