¿Nos llegará la tendencia europea de soberanía energética?
Por: César Gutiérrez – El Montonero
Recientemente los gobiernos de Alemania y Francia, ante el inminente desabastecimiento de gas natural (GN), consecuencia del conflicto entre Rusia y Ucrania, han tomado el control de las principales empresas de energía. En el caso francés, que ya tenía control de EDF, ha pasado a hacerlo en su totalidad; mientras que en Alemania han pasado a manejar a la principal importadora de GN proveniente de Rusia, la empresa Uniper.
Los suspicaces dicen que son salvatajes a inversionistas privados bajo el discurso de garantizar la soberanía energética, entendida como seguridad de suministro para los consumidores de sus países. De lo primero puede haber un componente, pero lo segundo es una realidad innegable.
Extrapolo esta situación a Perú, relacionado hace 12 años con el suministro de gas natural licuado (LNG) a Europa y Asia. En esta operación intervinieron los productores de campo de GN, el llamado Consorcio Camisea, operado por la argentina Pluspetrol, que tiene a cargo el lote 56; la empresa Perú LNG SRL, dedicada a la licuación del GN; y la angloholandesa Shell, encargada del 100% de la exportación de LNG.
Este año, la cotización del LNG en los mercados europeos y asiáticos, ha tenido valores promedios mensuales exorbitantes, expresados en dólares por unidad de energía (US$/ MMBTU) en el período febrero-septiembre. Para las compras de Asia (Japón, Corea, Taiwán y Japón), el marcador (referente) se denomina JKM, ha tenido un mínimo de 22.66 US$/MMBTU en mayo y un máximo de 55.20 US$/ MMBTU en agosto. Las adquisiciones europeas (Reino Unido y España) se hacen por el marcador denominado NBP, y sus valores mínimos y máximos han sido de 11.23 US$/MMBTU en mayo y 42.52 US$/ MMBTU en agosto.
Es importante tener en cuenta el costo de la molécula del GN en nuestro país para entender el orden de las magnitudes. El consumidor no eléctrico paga en 3.44 US$/MMBTU y los generadores eléctricos 1.87 US$/MMBTU. La brecha con los mercados de destino del LNG peruano es abismal.
La planta de Perú LNG ubicada en Pampa Melchorita, ha trabajado con un mínimo de 35% de su capacidad en el presente mes de septiembre y un máximo de 93% en febrero. Es un buen año para la empresa, luego de grandes tribulaciones padecidas porque la inversión de 3,800 millones de dólares que hizo entre el 2005 y el 2010, tenía una expectativa de precios del doble que encontró cuando inició operaciones, teniendo solo un alivio por el alza de cotizaciones luego del terremoto de Fukushima en marzo del 2011.
En este orden de cosas, la pregunta es ¿qué relación tiene lo mencionado con la seguridad energética? La respuesta tiene dos variables: el tiempo durante el cual el mercado se mantendrá en los precios actuales y la situación de las reservas probadas de GN en Perú. Sobre lo primero, el pronóstico es que habrá precios altos en el mediano plazo, las sanciones contra Rusia impedirán volver a tiempos pasados en corto plazo. Sobre las reservas, sí que tenemos un grave problema, el Consorcio Camisea, no ha repuesto ni una molécula de reservas explotadas y eso hace peligrar nuestra seguridad energética, donde el 50% de la generación de electricidad depende del GN.
En este contexto es hora de que, desde el Congreso se tome acción, no estoy hablando de nacionalización, sino de poner exigencias de actividad exploratoria a los productores y de evaluar la limitación de volúmenes de exportación. En este sentido se espera que los actores no salgan con la monserga que tienen un contrato ley escrito sobre piedra, hay hechos que ameritan cambios y eso se hace hasta en las economías liberales.