Por: Carlos Meneses

“Hace rato que ha llegado la hora de decir basta al trabajo ineficiente que demuestran los gobernantes en relación a los grandes problemas del Perú”.

Todo indica que el país ingresa a una etapa de definiciones en la lucha para determinar responsabilidades de quienes tienen en sus manos el manejo de los asuntos nacionales y que en este caso están limitándose al Ejecutivo y al Legislativo. Así como en el interés general de detener la corrupción y destruir los vínculos que, antes de ahora, ya se observaron en administraciones anteriores, pero que parecen haber llegado al extremo en la gestión del presidente Castillo.

La decisión del Ministerio Público, de la Contraloría General de la República y de la Defensoría del Pueblo es de tal magnitud e importancia que parecemos estar al borde de una liquidación de mafias que hicieron presa del país con el concurso de empresas chinas que incursionaron, especialmente, en la construcción de obras públicas con sobornos que se descubren a diario.

Las cosas han llegado a tal extremo que no es raro que cada día se produzcan allanamientos, detenciones, limitaciones a viajes al extranjero y el descubrimiento de organizaciones que hacen de las suyas con el manejo de los dineros de todos.

Entretanto empeñados en estos torvos afanes se descuida el enfrentar problemas como la adquisición de fertilizantes para que no se eleven más los precios de los comestibles y en procurar trabajo para quienes no lo tienen destrabando obras que no se han terminado, mientras se devuelven dineros públicos a la caja fiscal.

El gobierno parece estar empeñado en un tipo de acciones que no incluye la lucha contra la corrupción y permite las prácticas de quienes contra toda razón siguen haciendo a sus anchas como si la plata que gastaran fuera propia de su bolsillo y no la que pagamos todos con los impuestos.