La invocación del Papa
Por: Carlos Meneses
“La palabra del Papa no puede ser desoída”.
Durante la cita que el Papa Francisco concedió al ministro de Relaciones Exteriores del Perú, César Landa, y que fue motivada por la entrega que el Vaticano ha hecho de 3 momias peruanas que estaban para ser repatriadas a Perú. El Santo Padre no podía dejar de pronunciarse sobre la situación crítica de nuestro país y especialmente de aquellos que han profundizado los abismos existentes sobre la forma de conducir los destinos de un pueblo angustiado por la pandemia primero y por la crisis global que confronta el universo entero en materia de alimentación y de respeto a los Derechos Humanos.
El Papa sorprendió al canciller Landa cuando le dijo que esperaba que los peruanos se pusieran de acuerdo para dialogar y para entenderse en un momento en que toda diferencia significa más obstáculos para superar las dificultades e hizo votos para que la devoción del Señor de los Milagros nos aliente a buscar soluciones a nuestros problemas.
Era evidente que el Papa Francisco hubiera querido decir estas mismas palabras al presidente Castillo, pero la decisión del Congreso de la República en contrario no lo permitió.
No decimos que el parlamento se equivocó, pero sí sentimos satisfacción de que el mensaje al fin llegase a conocimiento del gobierno y del pueblo que debían estar enterados de los deseos del Pontífice y de la invocación hecha para encontrar arreglo a nuestros contratiempos.
La Iglesia ha tenido en la historia peruana una presencia significativa y permanente. En estos momentos es necesario que escuchemos la voz del Pastor para recapacitar, buscar fórmulas de entendimiento que nos acerquen y que no ahonden las lesiones que tenemos.
La palabra del Papa Francisco no puede ser desoída y así debieran entenderlos todos, especialmente aquellos que con su intransigencia avivan los incendios y hieren las esperanzas.