Miles acudieron a los cementerios de Arequipa
Por: Dany La Torre

Después de dos años de restricciones a causa de la pandemia de la Covid-19, miles de arequipeños concurrieron a los distintos cementerios de la ciudad por el Día de Todos los Santos. La mayor parte de visitantes ha llevado algunas flores. Las han colocado en los nichos o tumbas de aquellos que quisieron en vida. La razón es sencilla, no los han olvidado.

POBLACIÓN APROVECHÓ FIN DE RESTRICCIONES

La mañana del martes uno de noviembre es calurosa. Pese a ello, una considerable cantidad de personas deambulan al interior del cementerio La Apacheta. Para algunos, el ambiente resulta un tanto extraño. Lógicamente, el paso de los últimos años ha provocado que algunas tumbas luzcan descuidadas o hasta dañadas.

“Hemos encontrado todo abandonado, como no se podía entrar al cementerio, las plantitas se han secado. No se podía hacer nada, entonces estamos aprovechando el feriado para retocar y reparar”, señala Vicente Sancca mientras unta algo de cemento sobre las grietas de la cruz donde está enterrada doña Martina Valdivia, su abuela.

A sus sesenta años, el hombre de gafas gruesas, camisa a cuadros y sombrero desgastado no ha olvidado la tradición de su familia. Visitar a los suyos, es recordar el cariño que les brindaron en vida. En pocos minutos revive la nostalgia y la frustración que le dejó la pandemia del coronavirus. Entonces, resignado al paso de los años, suspira y sólo atina a continuar su jornada.

Cada quien honra a los suyos de manera peculiar. Carlos, un octogenario de cabellos blancos y rostro risueño, lo hace con rezos. Ha llegado junto a su sobrino para visitar el nicho donde yacen los restos de su hermana. Considera que continuar con esta tradición es sólo una retribución al cariño que recibió. Ha elevado una prolongada plegaria por el alma de su hermana, colocó algunas flores y continuó con su itinerario de visitas. En el mismo camposanto, deberá visitar las tumbas de sus padres y otros dos sobrinos. “Es importante estar siempre acorde con este trajín de la vida, todas nuestras costumbres y creencias”, recita Carlos mientras camina entre las tumbas.

Algunos pabellones abajo, sentados frente a la fachada de un mausoleo, Eulogio Atamari y su esposa Filomena se encuentran descansando mientras esperan a su hija. Los tres pretenden reunirse para visitar a uno de sus seres más queridos. No lo hacen desde hace poco más de tres años. Antes de la llegada del coronavirus solían ir cada uno de noviembre desde 1988, además de algunos fines de semana ocasionales.

“Hace tres años no ve podido venir, esta es una costumbre que llevamos desde los tiempos más antiguos, a las almitas siempre se les visita todos los años, pero como dejaban entrar antes, estoy volviendo recién”, señala Eulogio mientras reflexiona sobre cómo este tipo de eventos suma como una excusa aceptable para reunirse en familia.

Un tanto nostálgico, se muestra agradecido con haber sobrevivido a una de las crisis sanitarias más temibles del mundo. Entonces, tomado a la reflexión, cuenta que hay algunos nichos sin flores y que están inundados de polvo e invita a la población en general para que pueda visitar a sus seres queridos. Después de todo, es una forma de honrar a los que ya no están con nosotros.

En los distritos de Arequipa se observa una situación similar. En Cerro Colorado, la gente acudió masivamente al cementerio municipal ‘Paz Eterna’. Este camposanto alberga a más de 25 000 difuntos desde su creación hace más de 70 años. Los ciudadanos llegaron a este lugar sin mayor complicación, puesto que las mascarillas y otras restricciones han desaparecido.

En tanto, en el caso del cementerio de Paucarpata, ubicado en el pueblo tradicional, la afluencia de personas fue de manera escasa a tempranas horas, pero aumentó al mediodía. En este camposanto la preocupación de algunos ciudadanos fue el escaso control para regular el ingreso de bebidas alcohólicas.

FLORES Y CORONAS

Tradicionalmente, la ciudadanía arequipeña suele acudir a los cementerios con un ramo de flores para dejarlos en las tumbas o nichos de sus seres queridos. A las afueras del cementerio La Apacheta se percibió un incremento ligero de precios. Algunos ramilletes de flores (los más económicos) oscilan desde S/.7, mientras que la docena del clavel se expendía desde S/.20. Los comerciantes de la asociación centro comercial Las Flores Virgen del Carmen señalaron que las ventas se realizaron de manera regular.

Igualmente, en los puestos de ventas ubicados en la Av. Cementerio, el precio de las coronas de flores de papel y tela incrementaron de precio tras la suba de los materiales para su elaboración. Así, por ejemplo, las coronas de papel se expendieron desde S/.15, cuando en años anteriores costaba S/.10. En tanto, las coronas de tela se expenden desde S/.20, años atrás, costaban entre S/.16 y S/.17.

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