Por qué estudiar los suelos de las áreas urbanas
Por: Isabel Bernal – Investigadora científica del IGP
La historia sísmica del Perú ha evidenciado que, ante la ocurrencia de un sismo, el mayor nivel de sacudimiento del suelo se percibe sobre suelos blandos y/o inestables, a diferencia de los suelos rígidos, que atenúan este sacudimiento. Entonces, estudiar los suelos de las áreas urbanas permite conocer las propiedades físicas de la estructura del subsuelo y su comportamiento dinámico a la demanda sísmica. Las ondas sísmicas recorren diferentes tipos de suelos que, dependiendo de su consistencia, composición y estructura, pueden modificar su contenido frecuencial, amplificación y duración del sacudimiento del suelo.
En el caso de suelos blandos, al someterse a las fuertes vibraciones producidas por un sismo, pueden experimentar efectos de licuación, donde el suelo pasa de un estado sólido a uno semifluido, volviéndose inestable y las edificaciones sobre ellos se hunden o colapsan con mayor facilidad; asentamientos en el suelo, que por su baja compactibilidad sufren un reacomodo de sus partículas y las edificaciones pierden apoyo en su base, generando su inestabilidad, daños o colapso; y efectos de resonancia, cuando las edificaciones vibran de la misma manera que los suelos, generando el rápido incremento del nivel de sacudimiento y las edificaciones sufren daños y, si este suelo es blando, se incrementaría el potencial de daño y/o destrucción, siendo el mayor peligro ante un sismo.
Las investigaciones que desarrollan en el Instituto Geofísico del Perú (IGP) permiten de manera indirecta conocer el interior del subsuelo mediante la aplicación de métodos geofísicos y así conocer diferentes parámetros de la estructura del subsuelo, información que permitirá clasificarlos para su posterior uso adecuado. Conocer los tipos de materiales que conforman el suelo y su distribución en el subsuelo en diferentes capas, su rigidez como respuesta a la deformación y el porcentaje de presencia de agua son los condicionantes primarios para que los suelos respondan de diferente manera a la ocurrencia de sismos.
Nuestro país está en una zona altamente sísmica y de las experiencias vividas durante los sismos debemos aprender a mitigar sus efectos, conociendo el tipo de suelo donde se construirán las viviendas para reducir la vulnerabilidad ante la ocurrencia del próximo sismo. En el IGP seguimos haciendo “ciencia para protegernos, ciencia para avanzar”.