2023: Más transparencia y menos pesimismo
Por: Ricardo Montero
A poco de iniciarse un nuevo año deseo a todos los peruanos prosperidad y salud, aunque también debería invocar cautela y atención porque los siguientes 365 días contendrán escenarios de mucho riesgo. Y es que la población ha acrecentado sus dudas políticas, económicas y sociales, y teme un desenlace caótico.
Para alcanzar la prosperidad es necesario que las autoridades, y también la sociedad civil, otorguen mayor y mejor información para entender lo que está sucediendo y lo que podría ocurrir. Solo con información real y mayor transparencia podremos trazar el camino que devuelva a los ciudadanos la confianza que han ido perdiendo en las instituciones públicas y privadas.
Una reciente encuesta de la empresa Datum muestra que solo un 21% de la población peruana cree que en el 2023 tendremos un mejor país que el de hoy, pero un alto 37% considera que el país estará en peores condiciones. El pesimismo se funda, entre otras razones, en el desconcierto que genera el desconocimiento.
Es claro que el gobierno tendrá poco espacio para mitigar el descontento ciudadano, acrecentado por el bajo crecimiento económico, la pésima situación de los servicios públicos y el generalizado temor a la delincuencia. Es urgente, por ello, que todos los estamentos del Estado afiancen el diálogo, concierten en puntos mínimos pero estratégicos, y transmitan adecuadamente sus acuerdos, y también sus desacuerdos, sin crear falsas expectativas.
Ese 37% que ahora se expresa pesimistamente respecto a la situación del país en los próximos 365 días podría adoptar una posición cimentada en el realismo si recibiera información que no ofrezca saltos espectaculares, cambios significativos en el corto plazo.
Las autoridades y las organizaciones civiles deben informar, transparentemente, que estamos transitando un período inquietante, en el que se prevé, por ejemplo, un crecimiento económico de entre 3% y 3.5%, según las proyecciones del Ministerio de Economía, y de un 2.1%, de acuerdo con la organización civil Instituto Peruano de Economía (IPE), principalmente porque la incertidumbre debilitará aún más la inversión privada.
La pandemia y la crisis política han transformado el escenario y nos han puesto frente a un país profundamente desigual y muy desunido. En el 2022, los ciudadanos hemos reclamado mayor protagonismo a las autoridades y menores inconductas, generándose una corriente, cada vez más mayoritaria, en favor de un papel más fuerte del Estado para corregir las disfunciones y los efectos no deseados.
Roguemos que en el 2023, que se abrirá como un período preelectoral, no aparezcan los agoreros que acrecientan las expectativas imposibles de alcanzar. Podríamos disminuir el pesimismo y arrinconar a esos agoreros si divulgamos con acierto información real y transparente; lo contrario nos hundirá en la desconfianza y en la incertidumbre, y esto nos sumirá en una mayor desigualdad y desunión.