LA ECONOMIA AL SERVICO DE LAS PERSONAS
Por: Pedro Rodríguez Chirinos. Asociación Rerum novarum.
Dice la Constitución del 93 sobre el régimen económico del país lo siguiente: “Artículo 58.- Economía Social de Mercado La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura.”
Este modelo de economía tiene como origen el desarrollo de la Alemania de posguerra. Esa propuesta llega a nuestra realidad a través de la constitución del año 1979, y es dada esa influencia alemana a los socialcristianos de aquel entonces cuyo partido fue el PPC, el Partido Popular Cristiano. Que propuso y con éxito este ofrecimiento sobre el APRA y la Izquierda de aquel entonces que eran posibles opciones de desarrollo en lo económico, político y social.
Aclaremos, un modelo económico, es una representación de la realidad, para tratar de entender y de llevarla a una nueva realidad. La Economía Social de Mercado, se promovió, al igual de aquel entonces y la promovemos hoy, como el modelo económico que tienen dos principios y un resultado final. La libertad del mercado y la equidad, dando como fruto de esa relación la paz social.
Para generar bienestar (Libertad de mercado) debemos tener una propuesta de justicia de igualdad para todos, oportunidades para todos y libre competencia. Donde los medios de producción deben estar en manos privadas en libre competencia, donde la oferta y la demanda fijan libremente los bienes y servicios que producir y consumir, y los precios en el mercado se regulan libremente. Y como se ve en la historia económica tiene esa propuesta fallas inherentes y faltas de perfección que evitan alcanzar el bien común, por ello creemos en un Estado (Equidad) no solo como promotor y regulador, sino como uno que también pueda intervenir de manera subsidiaria, es decir, cuando es estrictamente necesario y de manera tal que asegure la mayor libertad posible a los actores económicos sin sacrificar la cuestión social y llegar a la paz social. Ese aporte se ve en la Constitución del año 1979 que es de origen socialcristiano y que se respetó en lo esencial en la Constitución del año 1993.
Es necesario plantearse la pregunta: ¿Qué relación tiene la economía con la ética? La economía es una ciencia social, es un producto del ser humano y debe servirle. La economía funciona según sus propias leyes. La economía de mercado ha demostrado ser muy eficiente, pero solo es éticamente aceptable si es una economía social enmarcada jurídicamente por el Estado. Para que ella dé lugar a la libertad de mercado, las iniciativas de crear riqueza son deseables, pero con cierto límite, pero que tenga cuidado con aquellos que no aportan o no pueden aportar a ese mercado, por ejemplo, no tienen trabajo o dinero. Donde lo injusto en el trabajo o el salario, no pueda ser. Por lo tanto, surge la necesidad de la libertad con la equidad, y de ello resulta la paz social.
Hoy vemos como ese modelo económico generó en nuestra realidad crecimiento, es decir aumento el Producto Bruto Interno, el PBI, se mantuvo una inflación baja; conocida como inflación meta. Se incremento las exportaciones en varios sectores, se creó empleo y cierto progreso. Y podríamos mencionar otros indicadores macroeconómicos que se mencionan como exitosos, pero no generó en igual medida mejores indicadores, tales como el trabajo y la formalidad, la salud en niveles universales y de calidad. Un desarrollo de calidad y cobertura en cuanto a la educación. Estas deficiencias tienen origen no el modelo propuesto, sino en la voluntad política que desde entonces hasta el día de hoy no cambia. Son intereses de tal tipo que rompen con la ética y la relación con el bien común, que la misma constitución propone. El egoísmo, que influye en las decisiones importantes en la búsqueda del bien de todos, esas decisiones que hacen que la brecha entre ricos y pobres aumenten. Eso se puede medir con indicadores o estándares universales, pero acá solo queda unas pocas preguntas que lanzar.
¿Qué hacemos, el modelo marxista o capitalista? El modelo marxista ha fracasado. En esta frustración de un dominio ideológico y económico, que parecía destinado a prevalecer, e incluso a extirpar el sentido religioso en las conciencias de los hombres, más allá de todas las causas sociológicas y políticas. Vemos que la libertad y la propiedad están en nuestra propia naturaleza y no se pueden desterrar. No puede ser solo el Estado y el ser humano, no todo es en vista de un Estado poderoso, fuerte que se come todo lo social, económico y político.
Pero el otro modelo, el capitalismo o liberal. Es, incluso en los países más ricos se advierten a menudo una especie de extravío existencial, una invalidez de vivir y de gozar honestamente el sentido de la vida, aun en medio de la abundancia de bienes materiales, una alienación y pérdida de la propia humanidad en muchas personas, que se sienten reducidas al papel de cremalleras en el mecanismo de la producción y del consumo y no encuentran el modo de afirmar la propia dignidad de hombres, creados a imagen y semejanza de Dios. No puede ser solo el Mercado y el ser humano, no todo es en vista de un mercado poderoso, fuerte que se come todo lo social, económico y político.
Y dada la realidad hoy en día no hay esa propuesta original que nos dice la constitución. Es un modelo cercano a la Economía de Mercado con ciertas variantes, la cual se puede llamar Neoliberal. Hay que corregir esta distorsión.
Que queda podríamos decir. Buscar un camino intermedio, entre la libertad del mercado y la equidad que propone el Estado, y el fruto caerá por su peso, que es la paz social
Caminemos juntos, tal vez demoremos cinco años, veinte o más, pero empecemos.