El orgullo de Arequipa
Por: Carlos Meneses

“El Perú es un todo y la discriminación es indeseable donde tenemos una sola bandera y donde nos sentimos hermanos e iguales.”

Más de una, vez antes de ahora, hemos resaltado lo hospitalaria que ha sido siempre Arequipa para quienes vinieron a nuestra tierra. Las migraciones comenzaron con aquellos que buscaban instrucción secundaria o universitaria y que vivían en distritos cercanos. Después con migrantes que llegaron de regiones vecinas como Puno, afectado por una sequía, o de cusqueños vinculados a nuestra ciudad por el ferrocarril del sur y ni qué decir de los hermanos de Mollendo, Camaná y Castilla.

Ya en tiempos contemporáneos, llegaron aquí decenas y miles de venezolanos, para ellos también se abrieron los brazos nuestros para acogerlos y brindarles oportunidad de superar la contingencia que, en su país, vivían.

Por eso sentimos malestar cuando un imprudente decir discriminó a quienes, también sabemos, han sido objeto de olvido, de falta de atención de parte del centralismo. Todos somos peruanos y al que viene a residir aquí lo recibimos con afecto, le extendemos la mano con la seguridad de que nos ayudarán a hacer de nuestra tierra un lugar mejor por sus características de emprendimiento y por el cariño que muestran hacia una tierra a la que no querrán dejar ni muertos.

Así somos, nada nos cambiará y por el contrario están en error los que discriminan y diferencian entre los nacidos y los llegados. Nos parece oportuno que quien cometió el desliz de señalar que algún punto del país no tiene el carácter de igual al que viven en Lima, no solo es imprudente sino además injusto.

Por eso, al igual que a todos los peruanos nos han dolido los muertos, son nuestros y, también, de todo el Perú y se les falta cuando se van y peor aún cuando caen víctimas de un fuego indeseado.

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