EL MÁS GRANDE MURALISTA DE LA HISTORIA
Por: Julio Lopera Quintanilla – (Centro Cultural Unsa)

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Diego Rivera, es un eminente pintor mejicano que abrazó las corrientes del Realismo y del Cubismo. Un gran muralista que ha creado un mensaje estético de hondo contenido ideológico-político, que contribuyó muchísimo a consolidar la identidad y la conciencia colectiva de México.

Diego Rivera, el más grande pintor que ha dado México, nació al despuntar el alba un 8 de diciembre de 1886 en la antigua ciudad de Guanajuato. Fue su padre don Diego Rivera Acosta y su madre doña María del Pilar Barrientos. Desde niño Diego Rivera sufrió mucho por varios problemas de salud que le aquejaron toda su vida, sobre todo por el mal del raquitismo.

Diego Rivera, ha ejecutado importantes murales en varias ciudades del mundo: México, Cuernavaca y Acapulco, en México, Buenos Aires en Argentina y San Francisco, Nueva york y Ditroit en Estados Unidos. Diego Rivera es al lado de Orozco y de Siqueieros, sin lugar a dudas uno de los más grandes maestros que ha dado México a la cultura y al arte universal.

Diego Rivera, comenzó sus estudios de pintura en 1896 en la Academia de San Carlos en la ciudad de México, allí conoció a uno de los más afamados artistas de la época, José María Velazco quien fue uno de sus más queridos y entrañables profesores.

Diego Rivera, joven y lleno de ilusiones, contando con la pensión que el Secretario de Educación de México le otorgó en 1905 y disponiendo también de la pensión que en 1907 le concedió el gobernador de Veracruz partió con muchos sueños y grandes ilusiones a la vieja Europa para estudiar la obra los grandes de la pintura: Goya, El Greco y Bruegel. Estando ese tiempo en Madrid ingresó al atelier del maestro Eduardo Chicharro, quien era la sazón uno de los más conocidos retratistas de la capital española.

En 1909, un joven Diego Rivera, enrumbó con gran entusiasmo a la “ciudad luz”, allí tuvo la oportunidad de conocer a la bella y talentosa pintora Angelina Belova, más tarde la comenzó a frecuentar a las orillas del Sena, luego al abrigo del encanto cómplice de Montmatre y Montparnase nació el amor.

Tiempo después, a mediados de 1916, el mexicano residió en diferentes países de Europa y América: México, Ecuador, Bolivia, Argentina, España y Francia. Estando en París en esos tiempos tuvo contacto en Montparnase con destacados intelectuales y reconocidos maestros del arte universal como Alfonso Reyes, Pablo Picasso y Ramón del Valle Inclán. En 1917 por influencia de Paul Cézanne abrazó la corriente Post Impresionista.

Hacia 1920, da por terminada su relación con Angelina Belof, emprende viaje hacia a romántica Italia para estudiar el arte del Renacimiento, allí permanece hasta 1921, ese mismo año regresó a México. En, el país de los mayas y los toltecas participó del renacimiento de la pintura mural al lado de otros gigantes muralistas mexicanos que estaban patrocinados por el gobierno mexicano: José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

A comienzos de 1922, comenzó con la asistencia de Carlos Mérida a ejecutar “La Creación” en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Universidad Nacional de México (hoy Escuela Nacional Preparatoria). En esta obra, la figura principal es un ser humano que nace del árbol de la vida. Esta pintura es una de las obras fundamentales del muralismo mexicano y latinoamericano.

En ese mismo año contrajo matrimonio con Guadalupe Marín con la que tuvo dos hijas: Lupe (1922), Ruth (1926), hijas a las que amó con amor entrañable.

En setiembre de 1922, se fundó la Unión Nacional de Escritores y Artistas Gráficos, Diego Rivera fue uno de sus más célebres fundadores. Rivera, hombre joven, impetuoso y con grandes inquietudes, ese mismo año se inscribió en el Partido Comunista Mexicano, en él llegó a ser precandidato a la presidencia de la República. En 1929, el genial maestro pintó los murales del Palacio de Cortés en Cuernavaca, Morelos. Entre 1929 y 1935 Rivera pintó un ciclo narrativo sobre la historia mexicana que va desde los tiempos prehispánicos hasta el siglo XX.

En 1927, Rivera fue invitado a participar en los festejos de los primeros diez años de la Revolución de Octubre en la Unión Soviética por lo que partió a Moscú. En 1928, después de finalizada su relación matrimonial con Guadalupe Marín contrajo matrimonio con quien fue el amor de su vida, la mítica y legendaria Frida Kahlo.

Frida Kahlo fue el amor de su vida, a ella estaba ligado por el amor, por el arte y por la política, con ella se indispuso varias veces y se reconcilio en incontables ocasiones. Frida y Diego fueron infieles en varias oportunidades. Frida tuvo amoríos con León Trosky y Diego con la hermana de Frida. Al final vino la reconciliación y triunfo el amor de dos de los más grandes genios del arte.

Entre 1929 y 1930, Diego Rivera fue director de la Escuela Central de Artes Plásticas de México. En el año 1930, Rivera el más grande muralista de México, fue invitado a Estados Unidos para que pintara varias obras en el país, allí pintó varios importantes murales, pero sus pinturas teñidas de contenido ideológico comunista le trajeron múltiples problemas y duras críticas. En 1930, el gran Diego Rivera ejecutó los murales del Club de la Bolsa de San Francisco y un fresco en la Escuela de Bellas Artes de California.

En 1933, el multimillonario Nelson Rockefeller contrató al mexicano para que ejecutara un mural en el vestíbulo de entrada del edificio RCA de Nueva York, emblemático edificio que con los años habría de llamarse Rockefeller Center, en este edificio de la Quinta Avenida el maestro Diego Rivera ejecutó “El Hombre en la encrucijada o el hombre controlador del universo”, el famoso mural que trajo a Rivera muchos problemas y grandes disgustos cuando Rockefeller se molestó por la presencia de retrato de Stalin dentro del mural.

En 1934, Diego Rivera retornó a su patria amada, ese mismo año el artista ejecutó una de sus obras más famosas para el Palacio de Bellas Artes, el mural “El hombre en el cruce de los caminos”, una obra que constituye una interpretación de los avances técnicos, tecnológicos y sociales del mundo contemporáneo. El mural está constituido por dos partes, una representa el capitalismo y otra el comunismo.

Hacia 1946 pintó una de sus obras más notables, “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” en el conocido Hotel del Prado de ciudad de México. En ese mismo año fue incorporado al Instituto Nacional de Bellas Artes como integrante de la Comisión de Pintura Mural junto con Orozco y Siqueiros.

En 1950, Diego Rivera ilustró con Siqueiros el conocido poemario de Pablo Neruda “Canto General”, el libro fue publicado en se mismo año por Talleres Gráficos de la Nación de ciudad de México. En 1950 Diego Rivera se hizo acreedor al Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1952, Rivera pintó el mural “La Universidad, la familia y el deporte en México” ubicada en el Estadio Olímpico Universitario de la Universidad Autónoma de México.

En 1953, pintó una de sus obras más importantes, se encuentra en el Teatro de los Insurgentes de ciudad de México. La obra representa la historia del teatro de México, la composición no tiene título, pero los historiadores del arte mencionan los nombres que la obra debería tener: Teatro de los Insurgentes, Teatro en México, Teatro Histórico. En esta obra aparece sobre un escenario el genial actor cómico Mario Moreno, “Cantinflas”. Aparecen en la pintura varios personajes ilustres como Maximiano de Habsburgo emperador del Segundo Imperio Mexicano, también, Benito Juárez, José María Morelos, Hernán Cortez entre otros personajes.

Después de 1953, Rivera se encontraba cada vez más enfermo, se acercaban ya las horas finales de su vida, “El niño del Sputnik” (Galería Carlos Misrachi) es una obra que señala esta época. En esta composición se encuentra el mismo Diego Rivera, en este mural esta su espíritu, allí está el mismo con apariencia de niño ruso, con un rostro enigmático que anuncia su próxima muerte.

DATO

Diego Rivera quien es uno de los más altos exponentes de la historia del arte falleció a la medianoche del 24 de noviembre de 1957, en su casa estudio en San Ángel al sur de ciudad de México dejando a las generaciones venideras un inmenso e incomparable legado cultural y artístico. ¡Vive por siempre Diego Rivera!

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