EL ESTADO NO GENERA RIQUEZA, LOS PRIVADOS LO HACEMOS
Por: Manuel Bedregal Salas
Así como una persona para saber cómo va su salud se somete regularmente a un chequeo médico que, generalmente, implica muestras de sangre que producirán indicadores de niveles de azúcar, colesterol, etc.; o un estudiante obtiene calificaciones por sus logros de aprendizaje; o las empresas elaboran los Estados financieros, que reflejan razonablemente su situación comercial y financiera, los países usamos una serie de indicadores para ver cómo vamos en Economía. Los hay para evaluar diversos aspectos. Los más importantes son los referidos a la medición de la actividad económica, a través del Producto bruto interno (PBI), la inflación, a través del índice de precios al consumidor (IPC), las reservas internacionales (RIN), para ver nuestra solvencia respecto al exterior. El PBI mide los sectores económicos(minería, agro, pesca, turismo, servicios, transporte, etc.) y sus componentes: El consumo privado, el consumo público, la inversión privada, la inversión pública, y las exportaciones netas (la resta de las exportaciones -lo que le vendemos al mundo- menos las importaciones -los que le compramos). Es muy importante comprender cómo funcionan esos componentes. Cómo se origina todo. Lo primero, fundamental es la Inversión privada que genera Empleo y con ello Consumo, ahorro e Impuestos tanto a la renta -de las personas naturales- como IGV -cada vez que compramos algo. Por su lado, las empresas generan utilidades y también compran y por tanto también generan renta e IGV, respectivamente. Claramente vemos que los impuestos son una consecuencia, un resultado de actividades anteriores, un aporte -normado y reglamentado- de los privados al Estado que es un recaudador. En otras palabras, el Estado no genera la riqueza, sino que toma una parte de ella -a través de impuestos principalmente- para redistribuirla mediante obras públicas y programas sociales en beneficio de todos, en particular de quienes más lo necesitan. Algunos tercos dirán que todo podría partir de la inversión pública -del Estado- pero, eso no funcionó ni aquí en nuestro país en las décadas del 60, 70 y 80, ni en ninguna parte del mundo desarrollado. Eso es como creer que la tierra es plana y centro del Universo. A partir de la vigencia de la economía social de mercado con prevalencia de la libre competencia y el emprendimiento (digamos desde la constitución de 1993), el aporte de nosotros, los privados, al Estado peruano ha ido en un constante y muy significativo aumento, tal como lo demuestra el gráfico adjunto. Por otro lado, en el cuadro vemos el exponencial incremento de los recursos entregados. Las personas, a través de impuesto a la renta, hemos aportado 35 y las empresas 38 veces más respecto a 1993. Adicionalmente, con del IGV entregamos más recursos aún, que en nuestro análisis muestran un incremento en el período de 22 veces. Una vez más se demuestra que los privados hemos trabajado y aportado muchísimo, pero es el Estado el que ha fallado. Entre 1993 y el 2021 la población aumentó en 0.42 veces, mientras la recaudación tributaria total lo hizo en 16 veces, pero los servicios públicos poco han mejorado y en algunas zonas ni siquiera existen, generando desencanto y malestar. Es como si el Estado fuera incapaz de administrar la gran cantidad de recursos que recibe, habiéndose convertido, en muchos casos y para mal, en botín de peruanos deshonestos. Entonces, ¿Cómo puede decirse que el modelo es el problema? ¿Cómo pueden plantearse acciones que lo pongan en serio riesgo? Decía mi abuela: “No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere escuchar” Los resultados son objetivos, defendamos muestra riqueza eligiendo bien a quienes la administrarán desde el Estado y permanezcamos vigilantes.