LA ACCIÓN DEL GOBIERNO Y LA CLASE POLÍTICA DESALIENTAN LA INVERSIÓN EN EL PERÚ DE HOY
Por: Manuel Bedregal Salas
Que la inversión privada es la fuente del crecimiento y posterior desarrollo económico, es un hecho indiscutible. Es la que genera el empleo y los impuestos con los cuales funciona el Estado y los gobiernos pueden redistribuir y hacer obra. Sin los impuestos que generamos los agentes económicos privados – familias y empresas- nada sería posible: Ni el desayuno escolar; ni pagar los sueldos a los maestros de las escuelas, institutos y universidades públicas, ni a los médicos y enfermeras del MINSA, ni a policías, fiscales, jueces y congresistas. Menos podríamos hablar de inversiones en centros educativos, postas, hospitales, comisarías, caminos, etc. A nivel local no habría ni para recoger la basura de nuestras maltratadas calles, menos para mantener los espacios públicos y monumentos. La economía peruana es privada, el aporte del Estado al total de la riqueza generada es una consecuencia de las actividades privadas de inversión y consumo, y su aporte al producto total del país es relativamente menor. (86% del PBI es consumo e inversión privadas). Claramente los países deben incentivar la inversión privada a todo nivel. Desde una gran corporación transnacional -que trae tecnología y conocimiento- hasta la MYPE más pequeña que da trabajo a una familia. El rol más importante del Estado en el largo plazo es allanar el camino de la inversión. Cualquier obstáculo que la afecte reduce la riqueza y el bienestar de los ciudadanos. Lamentablemente, nuestro país viene atravesando una crisis política graficada en la existencia de 6 presidentes en funciones -y otros tantos presos y encausados penalmente- en los últimos 6 años. Si en las sociedades modernas es el Estado el que pone las reglas para el desenvolvimiento de los agentes económicos, y éste es precario, inestable y está en continuos enfrentamientos, entonces los inversionistas, pensarán varias veces en invertir en el Perú. Si a esto le agregamos ineficiencia y corrupción, tal vez ya ni lo piensen. La clase política y los gobiernos recientes en lugar de atraer inversiones se han convertido en uno de sus principales obstáculos. Cuando cuestionamos la creciente informalidad y delincuencia, damos las mismas explicaciones- cómodas y simples- que cualquier noticiero: Son sicarios haciendo de las suyas, malas personas que arranchan celulares, atacan locales de pequeños empresarios e invaden la vía pública, cuando la causa de fondo es el reducido empleo de calidad – con derecho a seguro de salud, a vacaciones, a capacitación permanente y a una jubilación digna- que sólo lo crea la inversión privada. Pero, para el inversionista de hoy hay muchas dudas: ¿Cómo invierto en algún producto de agroexportación en el Sur si para llegar al Callao tengo la principal carretera del país, de una sola vía? ¿Cómo invierto si veo que todos los días atacan a las PYMES vaciándoles sus cajas? ¿Cómo hago una gran inversión, si en cualquier momento van a cerrar el camino de acceso? ¿Cómo me compro una casa o un departamento con un crédito a 20 años si no sé lo que pasará mañana porque está en juego el adelanto de elecciones y la actual Constitución? Claramente tenemos un Estado incapaz de fomentar la inversión y el empleo. Que cuenta con dinero en sus arcas y con capacidad de endeudamiento- porque la deuda peruana es baja (ver cuadro)- pero incapaz de generar adecuados servicios públicos y proyectos de infraestructura que mejoren la productividad y atraigan la inversión. Los peruanos honestos y capaces deben incorporarse y participar activamente en la vida política del país para hacer los cambios que el Estado peruano necesita.