Por: Carlos Meneses

“A Majes hay que entregarle el esfuerzo exclusivo que requiere la atención de una obra que genere empleo y riqueza”.

Esta es una orden válida para su cumplimiento por funcionarios públicos de todo nivel y pobladores en general de Arequipa. Demorar un día más para no iniciar la construcción de Majes es un crimen contra decenas de miles de desempleados que aspiran a trabajar en las obras que marquen el inicio de la segunda etapa de Majes y la producción de alimentos que escasearán en el 2023, en valores y en cantidades mucho mayores que en el presente 2022.

Debe entenderse y todos debemos aceptarlo como verdad. Majes es el único proyecto que tiene Arequipa con miras a su futuro desarrollo. También supone una represa de gran envergadura que proporcione el riego para 38 mil hectáreas y la habilitación de las centrales hidroeléctricas de Lluta y Lluclla.

Esos son por lo menos 150 mil empleos directos, la reactivación económica para muchos más en la vía indirecta y en servicios que puede prestar una ciudad que tiene todo por ofrecer para hacer de esta parte del Perú algo y no tener que llegar a reclamar en la forma en que lo han hecho Puno y Cusco, regiones que por cierto están peor que la nuestra.

No se puede perder el tiempo y si no se logra un acuerdo con la empresa conductora de Majes, Cobra, hay que buscar ya una solución para su remplazo.

Cinco años se han perdido. Es un precio muy alto el que tenemos que pagar, queremos que en Majes esté lo mejor de Arequipa, como técnicos y que haya una búsqueda de lo que se necesita para hacerla marchar hacia adelante.

No queremos otro Cáceres Llica. Lo que requerimos es un trabajo, una entrega total y casi exclusiva; todo tiempo perdido es más perdido cuando no atendemos lo que es urgente y lo que es posible como solución.