Las obras de reconstrucción
Por: Carlos Meneses

“Lo ocurrido con las obras de reconstrucción, después del Fenómeno del Niño deben ser un ejemplo del quehacer gubernamental y descentralista”.

Era un deseo compartido por muchos y publicitado por todos los periódicos que el gran esfuerzo de restauración y de reconstrucción que se inició después del Fenómeno del Niño no sea un fracaso, pero no ha sido así. La mayor culpa de lo ocurrido es el haber pretendido realizar un proyecto de este tipo en las regiones teniendo como centro de técnica y operación la capital de la República.

Ha tenido que ocurrir en Lima lo que ha pasado a propósito del ciclo Yaku para que el gobierno de la presidenta Boluarte se decida a descentralizar los programas y establecer un organismo de vigilancia y supervisión de lo que se hace o se deja de hacer.

La verdad es que se ha invertido miles de millones de soles en estudios. En este año y por la causa citada se ha repetido el fenómeno dejando a millares de personas sin hogar, obligando al Estado a brindar ayuda económica para los sin casa y tener un saldo de más de medio centenar de muertos.

Entonces se hizo creer a la opinión pública que una fórmula de entendimiento de gobierno a gobierno nos podía alentar a una solución del problema, que no se consiguió; pero sí funcionó el mismo remedio para cuando llegados los Juegos Panamericanos y el Reino Unido nos apoyó para convertir el certamen en un éxito peruano.

Duele saber que esa experiencia no ha sido extendida a asuntos tales como la construcción y equipamiento de hospitales y la adecuación de locales escolares.

Los recursos los había. Sin embargo, no fueron bien aprovechados y en estudios se han invertido sumas que bien podían cubrir las especificaciones técnicas indispensables y la ejecución de las mismas, pero se repitieron esquemas y los resultados están ahora mezclados con el lodo y posiblemente también con el pillaje.

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