Crisis hídrica, un problema de todos
Por: Mario Lubetkin – Representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe

No hay duda de que el agua constituye un recurso fundamental para todos. Es esencial para la salud, la energía, la producción de alimentos, el desarrollo de ecosistemas saludables, la adaptación al clima, así como para la reducción de la pobreza y las desigualdades. El agua es un elemento central del desarrollo sostenible.

Pese a su manifiesta relevancia, hoy enfrentamos una crisis hídrica mundial y un evidente estancamiento en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con el agua.

América Latina y el Caribe no es la excepción. La región posee el 36% del agua disponible en el mundo para consumo; sin embargo, su distribución es heterogénea y tiene una alta estacionalidad, presentando regiones que tienen escasez extrema. El acceso a servicios de abastecimiento de agua gestionados de forma segura sigue ausente para 166 millones de personas y 24 millones aún no tienen acceso ni siquiera a los servicios básicos.

Con los impactos del cambio climático, varios países vienen acumulando altos índices de estrés hídrico y sufriendo con mayor frecuencia e intensidad sequías prolongadas, como son el caso de México, Chile y de Perú, o de los países del corredor seco centroamericano. En la Amazonía, que ha sido tradicionalmente muy húmeda (recibiendo hasta 5,000 mm al año de pluviosidad), hay áreas que se han vuelto más áridas, con épocas secas que tienen cada vez un mayor impacto. En el año 2020, en el Caribe siete países registraron sequías graves.

Otro tema que preocupa son las pérdidas en la agricultura debido a las inundaciones. Sus efectos negativos pueden significar la pérdida de la producción y de los ingresos de los agricultores, de tierra cultivable por erosión y arrastre de la capa superior del suelo, de semillas y fertilizantes por arrastre y de infraestructura agrícola y de sistemas de riego. Todo esto puede impactar de forma significativa en la seguridad alimentaria y en los medios de vida de los agricultores.

El compromiso de la FAO en esta materia es claro. Sabemos que, para avanzar en la gestión de los recursos hídricos, el trabajo conjunto entre Gobierno, sociedad civil y comunidades locales, es fundamental.

En la actualidad trabajamos en la mejora y en el uso eficiente del agua, implementando tecnologías de riego eficiente, agricultura sostenible y uso del agua con base en el ecosistema. Además, impulsamos la protección de recursos hídricos con buenas prácticas agrícolas y de gestión de tierra y suelo.

También hemos contribuido al desarrollo de proyectos que apuntan a prevenir la contaminación de los recursos hídricos por químicos o desechos, reduciendo la cantidad de químicos en la producción agrícola, promoviendo la agroecología y la agricultura orgánica; y se trabaja con agricultores para promover la resiliencia ante eventos y desastres naturales por sequías e inundaciones.

Sabemos que esto no resulta suficiente. Desde la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, apoyamos los acuerdos de la Agenda Regional de Acción por el Agua, coordinada por la Cepal, en la que la gestión de los recursos hídricos es fundamental para la seguridad alimentaria.

Celebramos la realización de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua 2023 y continuaremos trabajando para alcanzar los compromisos de todos los sectores para el desarrollo de soluciones innovadoras y transformadoras que nos permitan responder integralmente a la gestión eficiente del agua.

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