Cuando el conocimiento es poder
Por: Ricardo Montero

Las personas altamente informadas encontraron en las cantinas un campo para difundir sus conocimientos.

Twitter tiene la fascinante particularidad de generar espacios que nos permiten conectarnos con conocidos y desconocidos, para lo bueno y lo malo, tal como sucedía en las añejas cantinas. Preocupa, sin embargo, que el mundo de Twitter esté deviniendo en bullanguero, altisonante, irrespetuoso, sucio, características que acabaron con las antiguas cantinas.

Los bares de aserrín en el piso eran espacios en los que se reunían borrachines para beber hasta perder el sentido. Pero también acogían a ilustrados personajes, capaces de relatar la historia del país como si hubieran atestiguado cada uno de sus pasajes.

Las personas altamente informadas encontraron en las cantinas un campo para difundir sus conocimientos. En esos lugares, como dice Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral, era posible volverse humano y hacerse querer.

Pero de a poco, los bullangueros, los altisonantes, los irrespetuosos, los sucios, en fin, los desinformados, fueron ganando espacio, y esos bares se fueron transformando en hediondos y promiscuos.

¿Qué relación encuentro entre la decadencia de los bares de antaño y Twitter? Lo explico a partir del siguiente encontronazo con un tuit de 262 caracteres con todo y espacios, que en su primera oración decía lo siguiente: “A mí no me gusta ir ni extraño nada de Perú…”. La opinión generó un mar de reacciones: 99 retuits, 251 citas, 2,776 me gusta, etcétera. “Antipatriota” fue el epíteto más suave dirigido a la persona que se atrevió a revelar su sentimiento. Al seguir el hilo del tuit, encontré este segundo mensaje de la autora o autor: “Qué peleones son eh! ¿Sí saben que esa imagen era para poner una frase polémica y que ustedes se peleen, no? Gracias.”. La imagen aludida es la del personaje de ficción Flynn Rider rodeado por sables que amenazan decapitarlo, acompañado por la oración: “What unpopular opinion can put you in this position?” (“¿Qué opinión antipopular puede ponerte en esta posición?”).

A todas luces, se trataba de un experimento social para descubrir a los bullangueros y demostrar que la desinformación, la mentira, la toxicidad se están apoderado de Twitter bajo el pretexto de la libertad de expresión, amenazando en transformar esta red social en hedionda y promiscua. Para enfrentar esta amenazante presencia debemos buscar los mecanismos que eviten la participación negativa o el trolling incontrolado, muchas veces asentados en la desinformación y, cuándo no, en la mentira. Al final de cuentas, como bien afirmaba el filósofo inglés Francis Bacon: “El conocimiento es poder”.

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