DEBERES SAGRADOS QUE CUMPLIR

Por: + Javier Del Río Alba Arzobispo de Arequipa

El miércoles pasado hemos celebrado el Día de la Bandera y conmemorado el 143° aniversario de la Batalla de Arica en el que hemos rendido homenaje al Coronel Francisco Bolognesi Cervantes y a quienes, junto con él, dieron su vida por defender a la patria en esa batalla. Es sabido que, en los días anteriores a ese 7 de junio de 1880, representantes del ejército adversario intentaron persuadir a Bolognesi para que se rindiera. Como días antes de esas propuestas nuestro mismo héroe había escrito a su esposa, él sabía que «el peligro y la amenaza de rendición o de aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas son latentes y determinantes», y que tanto él como sus compañeros de armas tenían «su plazo contado» (Carta a María Josefa de la Fuente, 22.V.1880). No obstante ello, su respuesta al adversario, como todos sabemos, fue: «Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho». Dicho eso, consultó a quienes conformaban su ejército, quienes de modo unánime juraron seguir luchando hasta el final. Fue así como más de mil soldados peruanos derramaron su sangre en ese campo de batalla.  

«Tengo deberes sagrados que cumplir». Para el Coronel Bolognesi la defensa de la patria fue un deber sagrado. Esto se debe a que, como dijo san Juan Pablo II: «en el concepto mismo de patria hay un engarce profundo entre el aspecto espiritual y el material» (Memoria e identidad, p. 80). La sacralidad de la defensa de la patria fue un fruto de la fe católica que el héroe de Arica recibió en su hogar y profundizó durante los años que estudió en el Seminario “San Jerónimo” de nuestra Arquidiócesis de Arequipa, ya que la fe católica contiene en sí los elementos más profundos de una visión teológica de la patria. Como también dijo Juan Pablo II en la antes citada obra: «La partida de Cristo ha abierto el concepto de patria a la dimensión de la escatología y la eternidad, pero nada ha quitado a su contenido temporal. Sabemos por experiencia…cuánto ha favorecido la idea de la patria eterna a la disponibilidad para servir a la patria temporal, preparando a los ciudadanos para afrontar todo tipo de sacrificios por ella, y sacrificios muchas veces heroicos» (p. 81). Bolognesi fue un hombre de fe. Así queda de manifiesto, por ejemplo, en esa otra frase de la citada a carta su esposa: «Dios va a decidir este drama». Podemos decir, entonces, que fue la fe, y la caridad que de ella deriva, las que lo llevaron a dar la vida en defensa de la patria sabiendo que no defendía un trozo de territorio sino a sus compatriotas.

«Tengo deberes sagrados que cumplir». Bella frase que conocimos desde niños en la escuela y que quisiera invitarlos a hacerla nuestra, porque todos tenemos deberes sagrados que cumplir. Empezando por la familia, el deber sagrado de ser padre o madre, esposo o esposa, hijo o nieta; pero también el deber sagrado de cooperar a favor del bien común de la sociedad, de ser solidarios unos con otros y, en especial, con nuestros hermanos más pobres y necesitados. Son deberes sagrados porque derivan de la sacralidad de la vida que nos ha sido dada por Dios que nos ha creado a su imagen y semejanza, no como individuos aislados sino como comunión de personas en el amor.

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