DECISIONES POLÍTICAS: LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA
Por Carlos Hakansson – El Montonero
Toda asamblea nacional en el mundo democrático (Congreso, Parlamento, Cortés Generales, Dietas, etc.) reúne a las fuerzas políticas del gobierno y la oposición en un foro para la continua discusión sobre qué hacer y cómo hacerlo mejor. Cada una cumple su papel en el escenario donde se defienden y cuestionan las distintas decisiones políticas, unos a favor, otras en contra y las abstenciones que nunca faltan. La democracia como sistema admite la convivencia de distintas posiciones respecto a la economía, educación, salud, la inversión pública y privada, el empleo y los derechos laborales, entre otras; siendo conveniente la pública discusión de las diferentes posturas y cada una mostrándose a la ciudadanía como la mejor opción que está lista para gobernar. Por eso, la política gira más en torno a la acción sobre el “cómo hacerlo” y en armonía con el bien común.
La democracia es el único sistema político que permite críticas contra sí misma porque se retroalimenta con el pleno ejercicio de las libertades. No admite formas de supresión del pluralismo sobre las ideas y distintos puntos de vista. Todo lo contrario, las aviva al punto que al final debe votarse para saber quiénes alcanzan la mayoría. Por eso, las dictaduras y los totalitarismos son la negación de la vida política. El terrorismo tampoco cabe dentro de una democracia, por ser la renuncia al dialogo pacífico entre las partes por el ejercicio de la violencia contra los que piensan diferente. En otras palabras, es la intolerancia e imposición del pensamiento único a través de las armas. La democracia, en cambio, es el gobierno de las mayorías que respeta a las minorías. Agua y aceite.
Los ciudadanos acreditan con sus votos a los representantes de distinto color político. Cada partido se mantendrá con vida en la medida que su electorado siga identificado con las ideas que defienden en el Congreso. Los resultados electorales muestran las preferencias del electorado que pueden variar en los siguientes comicios. Se trata de ciclos naturales donde todos respetan las reglas como gobierno y oposición, respectivamente; sin embargo, cuando se incumplen o desconocen dentro o fuera del país surge la defensa conjunta de la institucionalidad que supone el punto de encuentro y coincidencia de la representación política, económica, social y cultural del país. Todos conviven en un sistema que tolera distintos puntos de vista en respeto de las reglas democráticas y las disposiciones constitucionales, pero están unidos en un solo frente contra aquellos que cuestionan, intervienen y atentan contra nuestra institucionalidad que nos define como una República independiente, democrática y soberana en sus decisiones.
Se puede discrepar en una comunidad política en la medida que se comparta un acuerdo fundamental para la defensa de los principios y reglas que conforman la institucionalidad democrática, el imperio del Derecho y la defensa de los derechos humanos. No son principios de parte sino de todos y sin importar el color político. Todo lo anterior es una reflexión motivada por las declaraciones de políticos nacionales en foros extranjeros sosteniendo la existencia de un gobierno cívico militar coludido con las fuerzas económicas y grupos de poder. Una falsedad que debe denunciarse como actos de operadores políticos cercanos a intereses y planes globalistas, con los que resulta inviable alcanzar puntos de encuentro para la consolidación de la institucionalidad democrática.