CORRUPCIÓN: Impactos indirectos de la inseguridad ciudadana
Por: Janice Seinfeld – Fundadora y presidenta del Directorio de Videnza
Son múltiples y muy variados los problemas que los peruanos podemos identificar en nuestro país y que afectan el bienestar de toda la sociedad. Entre ellos, los dos que han ocupado el primer y segundo lugar entre 2015 y 2022 son la corrupción y la delincuencia.
Entre 2015 y 2021, al menos el 40% de la población identificó a la corrupción como el principal problema del país, incluso en medio de la etapa más intensa de la pandemia COVID-19. De hecho, en 2019 esta cifra superó el 60%, lo que significó que más de la mitad de la población consideró que la corrupción era el principal problema que enfrentaba el país. El año pasado, el indicador se situó en 49%.
En cuanto a la inseguridad ciudadana, una forma de medir la percepción de la ciudadanía frente a este fenómeno es el grado de victimización. Como señalamos en el Observatorio del Bicentenario, de Videnza Instituto, es un indicador relevante de seguimiento porque permite observar la evolución del nivel de víctimas.
En el país, el porcentaje promedio de víctimas entre la población de 15 años decreció en los últimos tres años, pero como consecuencia del confinamiento durante la pandemia. Vuelta la normalidad, vemos que en el primer semestre del 2022, la cifra ya alcanza al 22,7% de ese grupo poblacional.
En Arequipa, según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), las víctimas de algún hecho delictivo en el área urbana, también entre personas de 15 años a más, ha venido en aumento. Vayamos a las cifras: 2019, 26.8%; 2020, 18.5%; 2021, 15%; y 2022, 26.1%.
Pero otros problemas identificados por los peruanos, no menos importantes que los anteriores, son la pobreza, la falta de empleo, la falta de cobertura y mala atención en salud pública, los bajos sueldos y el aumento de los precios, la falta de credibilidad y transparencia del Gobierno, y la mala calidad de la educación estatal.
Este aumento en la victimización se asocia también con la percepción de inseguridad de la población. Es decir, con la sensación de poder ser víctimas de algún hecho delictivo. En consecuencia, con la certeza de que no se está pudiendo controlar el fenómeno delincuencial.
Esta sensación de inseguridad hace que problemas como la mala calidad de la educación pierdan la importancia que debería tener entre las personas, porque literalmente estamos intentando sobrevivir. Lo urgente se lleva de encuentro a lo que es importante a mediano y largo plazo. Este enfoque debe retomarse como prioritario en la agenda local, regional y nacional.
Necesitamos abordar lo importante y lo urgente con igual intensidad. Ello demanda plantear políticas públicas basadas en evidencia. Para formularlas, ponemos a disposición del país nuestro Observatorio del Bicentenario (https://propuestasdelbicentenario.pe/observatorio), una plataforma en línea y gratuita donde permanentemente actualizamos más de 180 indicadores sobre estos temas fundamentales.