THAIS LANAO BRICEÑO: DECLAMAR ENTRENA LA MEMORIA
Por: Hélard Fuentes Pastor
Hay quienes la conocen en el ámbito cultural, quizás por sus poemarios o las antologías en las que ha participado. Otros destacan sus habilidades para la declamación. La recuerdan enseñando a los niños o sus entrañables iniciativas promoviendo la lectura en la ciudad de Arequipa y en la provincia de Camaná. Thais Lanao Briceño es una mujer de múltiples cualidades, sencilla, hogareña, y en razón de aquella familiaridad, una tarde de mayo en el marco del Festival de Libros y Arte “FESTILEC”, que se realizó en la calle San Agustín, nos confió muchas de las anécdotas que ha atesorado a lo largo de su trayectoria.
— ¡Thais! Siendo tú, una de las principales promotoras del libro en Camaná, ¿qué opinión te merece la organización del FESTILEC en Arequipa?
— Se puede decir que hay como una erosión volcánica de jóvenes que aman la cultura o quieren cambiar la realidad actual; siempre con la cultura de la paz, y, para llegar a la paz, se busca la justicia, la libertad y el arte que es el mejor camino, ya que el arte viene del pueblo y es para el pueblo.
Sus afirmaciones permiten reflexionar sobre el quehacer de los ciudadanos, no sólo en la tierra que los vio nacer, sino en aquellos lugares que acogen y envuelven en su mística. Thais, por ejemplo, ama a Camaná. Si bien no nació en dicho valle, ella es de crianza y familia camaneja —como suele afirmar con mucho orgullo—. De allí que sus conciudadanos siempre la hayan considerado “poeta camaneja” y cuando la llamaban “arequipeña”, se ponían celosos —comenta—. Sin embargo, ella destaca la importancia del autorreconocimiento como región, señalando lo siguiente: “Yo me siento orgullosa de ser camaneja, de representar a Camaná en Arequipa, y a Arequipa en todos los lugares que he visitado”.
— Muchos de tus poemas se han escrito entre la década del 60 y del 70…
— Estaba en Camaná. A la edad de 10 años fue mi primer poema. Ya yo leí a Bécquer, pues antes nos pedían leer a ciertos autores para declamar de memoria en clase. Siempre declamaba, y después dije: “yo también voy a escribir” y comencé con versos para algunas fechas especiales como el Día del Padre o de la Madre. Me gustó.
— Hay un poema que has dedicado a “la belleza”, y, en efecto, creo que recoges una vena tradicional. ¿El lenguaje poético que expresas, está orientado a un público específico?
— A la niñez. Como yo era niña, porque escribí ese poema a los 12 años de edad, otros niños me lo pedían para declamarlo. Declamaba en todo lugar y memoricé los poemas que escribí.
Pronto, publicó uno de sus libros más difundidos: “Microcosmos poético”, que ha llegado a publicarse hasta en tres oportunidades desde su primera edición en 1982.
— ¿Qué significa “microcosmos”?
— Semánticamente significa pequeño mundo, pequeño cosmos.
— Thais, pienso en tu poesía. Has encontrado en ese universo literario, un microcosmos de emociones y afectividades. Aquí hay poemas muy variados que nos hablan del hogar, o, de homenaje, como aquel dedicado al “Plantel candelarino” de 1964…
— Mi Alma Mater. Colegio de monjas de Camaná, Nuestra Señora de la Candelaria, madrecitas franciscanas de la Inmaculada Concepción.
— ¿Qué recuerdos tienes del colegio y qué profesoras han influido u orientado tu escritura?
— Especialmente, la señorita Rosario Rodríguez y Pilar Rodríguez, las dos enseñaban Literatura y eran arequipeñas muy guapas. Nos hacían declamar y me dijeron “tú vas a ser poeta”.
— Y cuándo te hablan de Camaná, ¿qué otras imágenes vienen a tu memoria?
— Bueno, en Quilca, organicé un encuentro de poesía cuando fui presidenta de la ANEA–Camaná que fundé en 1990. Allí participó Soledad Maldonado, que escribió sobre los changos, Gaby Arce Muñoz, Carmela Núñez Ureta, Andreina Rivera. Asimismo, a través de la ANEA, tuve la suerte de gestionar un reconocimiento a Pedro Luis González Pastor; también conocí al poeta Gonzalo Morante, que era amigo de mi mamá.
Thais Lanao admira a importantes personajes de la literatura como Carlos Augusto Salaverry, Rubén Darío, José Santos Chocano, Amado Nervo, Gabriela Mistral, entre otros, y se ha tomado la licencia de realizar una valiosa reflexión sobre el quehacer literario: los escritores maduran de acuerdo a la época. Al inicio ella escribía con ritmo y rima sobre temas que le inspiraba el colegio; posteriormente, en la universidad, se integró a los círculos culturales de Arequipa, ofreciéndole otro panorama. Bien menciona que esta ciudad fue su trampolín. Así visitó el colegio de la Independencia Americana, Juana Cervantes, Arequipa, etcétera.
— ¿Tú temática es diversa?
— He escrito poemas de reflexión social, de historia, de amor. Yo, precisamente, no me enamoraba, escribía de las penas que me contaban mis amigas, pensando en lo que ellas sentían.
Ella se considera una mujer sensible, pero desde jovencita se caracterizó por ser una persona sensitiva, es decir, percibía y capturaba lo que su entorno emanaba. De este modo, recogía algunas experiencias y las plasmaba en poesía. La escritora es profundamente católica, por ello, en su libro ha dedicado versos a la fe, a la Virgen, y, por ende, encontramos un alto sentido espiritual.
— ¿Qué tanto tu obra literaria recoge de Camaná?
— Se puede decir que Camaná es mi musa mayor. El mar, la tierra, nuestros paisanos, el hecho de haber vivido allí, siendo yo limeña. Camaná era pequeño. Todos se decían tíos, se decían primos. La otra inspiración fue mi mamá, por supuesto, porque también escribía. Ella, separada de mi papá, había llegado de Lima siendo aún chiquita, de dos años y medio. Mi madre hizo catarsis, le escribió al amor, al desamor y a la vida. Después, intenté seguir su estilo. También, a mis 16 años, tuve la suerte de reemplazar a una profesora y aprendí de los niños.
— ¡Tú has tenido vinculación con escritores como Mario Vargas Llosa!…
— Yo lo conocí en la juventud, pero más por el nexo familiar. Su tío, Pedrito Llosa, era compadre de mis abuelitos Hermelinda Azálgara y Valerio Briceño Yáñez, y veraneaban en La Dehesa [Camaná]. Lo conocí junto a Álvaro, que estaba jovencito, y un periodista que me dijo: “estoy acá con MVLl”. Yo entré al local y tomamos café. Para mí, una buena persona, un arequipeño.
— ¿Y qué otros escritores?
— Cronwell Jara, un narrador extraordinario, que varias veces ha llegado a Arequipa. Hemos coincidido en encuentros internacionales en la Casa del Poeta.
Thais —que tiene muchos proyectos de futuro, entre los cuales podemos mencionar un poemario, una novela y la compilación de una revista que dirigió: Huellas Literarias— no solo es escritora, comunicadora por la Universidad Católica, con estudios de teatro en Lima; además es una buena declamadora.
— ¿La declamación demanda otro tipo de ejercicios expresivos?
— Desde el colegio declamábamos y mientras mejor lo hacíamos, nos ponían 20. Mi mamá era mi maestra. Por eso, mi hermano Tomás, que ha sido congresista, mi otro hermano Chester, mi hija Thais, mi nietecito Santiago, declamamos. Yo también enseño a declamar porque entrena la memoria y anima a aprender. En el taller que dictaba en Camaná siempre se les enseñaba mímica, modulación de voz…
No cabe duda, hablar de Thais es referirnos a una mujer de amplia labor cultural en el país.