Especialista insta a una medida de lucha pacífica sin perjudicar a los que no desean participar

Por: Danna Felipe B.

Ante el anuncio de la «Tercera Toma de Lima», el decano del Colegio de Sociólogos, René Huanca Ramos, indicó que al igual que las otras jornadas de lucha sus futuros participantes carecen de representatividad y por lo tanto, no están organizados. Razones que una vez más causarían que su pliego de reclamos quede en nada.

«En manifestaciones pasadas, todos salían como podían. No había un líder, alguien que sea el intermediario entre ellos (los protestantes) y en este caso, el Ejecutivo. La falta de representatividad genera desorden, panorama que quedó evidenciado a finales del año pasado y a inicios de este», puntualizó el especialista.

Como se sabe la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA), los comerciantes de las plataformas comerciales Andrés Avelino Cáceres y Río Seco ya confirmaron su participación en esta protesta nacional contra el gobierno de Dina Boluarte Zegarra. Sin embargo, el decano señaló que todavía no hay un discurso claro entre ellos. «Unos tienen más o menos reclamos en su pliego, aunque todos coinciden en que la mandataria debe ser distituida», enfatizó.

Por las razones expuestas alertó que si no se ponen de acuerdo, sus reclamos quedarán nuevamente estancados. Asimismo corren el riesgo de que personas aisladas del objetivo se infiltren, tergiversando la medida de lucha. También las autoridades arequipeñas deben poner manos en el asunto para encontrar juntos una solución, acción que hasta la fecha no han hecho, afirmó Huanca Ramos.

Asimismo, indicó que la violencia sin importar de donde venga nunca solucionará nada, fomentando de esta manera el diálogo e instando a una jornada de lucha pacífica sin perjudicar las actividades cotidianas de los demás.

«Todos tenemos derecho a la protesta, pero sin dañar la propiedad pública y/o privada, respetando a quienes opinan diferente», enfatizó.

Al igual que el especialista, muchos funcionarios y autoridades instan a una protesta pacífica, puesto que su radicalización causaría un trabe en la reactivación de diferentes sectores económicos. Es más, estos podrían volver a un estado de emergencia.