De la disciplina al negocio
Por: Jorge Luis Salas Moscoso – Empresario, Doctor (c) en Negocios, MBA y catedrático universitario
“Entender la importancia de la disciplina y poner en práctica comportamientos disciplinados a tiempo, le permitirán acercarse más y más rápido a sus objetivos de negocio”.
La disciplina siempre ha sido un gran motor de éxito personal y actualmente es una habilidad de negocio muy valorada que no debe dejar de desarrollarse y seguir evolucionando. Para muchos autores, las prácticas personales orientadas a mantener el control de impulsos e imponer la voluntad sobre los deseos definen a una persona disciplinada. A la vez, las prácticas diarias de las reglas y principios en búsqueda de una mayor eficiencia y productividad le permitirán acercar su negocio a la consecución de la disciplina necesaria básica para lograr equipos de trabajo cohesionados como un importante y fiable recurso de cara a los desafíos del entorno empresarial. Así como es muy poco probable que una persona no disciplinada alcance sus objetivos personales y requiera intervención externa, los negocios cero o poco disciplinados suelen alejarse también del cumplimiento de sus objetivos empresariales por lo que identificar y corregir síntomas de indisciplina a tiempo en su negocio debe ser fundamental e imperativo para usted. Los síntomas más comunes de un negocio indisciplinado son: incumplimiento continuo e intermitente de plazos (con clientes, colaboradores, proveedores y acreedores), bajos niveles de productividad (ausencia de mecanismos de control y baja preocupación por el mapeo de procesos), alta desorganización financiera (costeos y cobranza deficientes), decisiones mal fundamentadas (impulsividad y desesperación), confusión de responsabilidades (desconocimiento de roles y funciones), alta rotación de personas (clima laboral tenso y poco atractivo) y el más peligroso de todos, bajo nivel de satisfacción del cliente (pérdida de credibilidad y fuente de ingresos). La disciplina no es solamente una cuestión de pasión, de paso del tiempo de tiempo, de repetición de actividades, ni mucho menos es pensar obsesivamente y solo en términos de fecha, forma y tiempo. La disciplina es una cualidad personal muy humana y con un fuerte impacto en la cultura de trabajo del negocio, por consiguiente, tener una cultura de trabajo saludablemente disciplinada tiene que ver con: ser un ejemplo vivo de lo que se tiene que ser y hacer para que el negocio funcione, establecer metas SMART, establecer políticas y procedimientos con impacto más allá del papel impreso, tener una comunicación muy efectiva (no es lo mismo que conversar a cada rato), diseñar y respetar el ambiente propicio para incentivar y reconocer un buen desempeño, formar y capacitar, crear rutinas de hábitos positivos y apoyarnos siempre en herramientas tecnológicas para facilitarnos la supervisión y el seguimiento. Finalmente, recuerde que la disciplina es un músculo que se fortalece con ejercicio y que, como tal, podría envejecer o cansarse. Como se mencionó al inicio, la disciplina no debe significar una puerta cerrada a la creatividad, por el contrario, la disciplina debe desarrollarse en su negocio con mucha apertura al aprendizaje de los errores y a la capitalización de los aciertos. Como todo en los negocios, debe evolucionar continuamente.