El mejor torero del Perú en el siglo XX fue un arequipeño
Por Carlos Meneses Cornejo
Paseó por plazas de 6 países pregonando haber nacido al pie del Misti.
ESPECIALES DE AREQUIPA
El 10 de julio de 1895 en una casa de la Av. Tacna y Arica nació Elías Chávez López, quien después sería conocido con el nombre taurino de “El arequipeño” y que desde los 8 años de edad tuvo afición por enfrentar a los toros, primero en Arequipa en la plaza de Toros Oldrati y debutó en Lima en la Plaza de Acho, el 23 de febrero de 1913.
Estuvo en corridas en Venezuela, México, Panamá, Colombia y Cuba, antes de viajar a España para lucirse en Barcelona el 20 de setiembre de 1920, fue en esa ciudad española donde le pidieron cambiarse el seudónimo de “El arequipeño”, pero él se negó y dijo que, si la condición era que no llevara ese nombre, entonces abandonaría España y después Francia como informó el diario El Pueblo de la época.
El 28 de octubre de 1920 en la edición de El Pueblo se reprodujo una nota que señala que el torero arequipeño era bueno y que merecía lucir un traje bordado con hilos color de oro y a veces también con vestimenta color de plata para enfrentar en Talavera de la Reina en jornada taurina alternando con Rafael Gómez Ortega conocido como “Gallito”, quien perdió a un hermano y se refugió en nuestra tierra de la tristeza y el 19 de diciembre de 1921, el refugiado torero español fue multado con 400 libras por una mala jornada debido a su decaimiento físico.
Fue profesor de una escuela taurina que él creó y toreó hasta muy mayor de edad. Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien fue taurino de primera línea tanto para las corridas de toros y también admirador de las arequipeñísimas peleas de toros, lo alcanzó a ver, en España, junto con otros arequipeños.
El 1ero de diciembre 1971, Elías Chávez “El arequipeño”, murió en esta ciudad orgulloso de su tierra y de tener como apellido taurino el de arequipeño como lo conocieron las plazas de toros del país y del extranjero.
Según el propio Carpio Muñoz asegura que no era extraño verlo con un capote rojo desafiando los toros en cualquier calle o plaza donde mostraría su valentía y calidad.
Por eso será que de Elías Chávez López ha escrito también en El Texao, en uno de cuyos volúmenes hizo loas del torero que ninguna vez fue cogido por los animales con los cuales tuvo lío.
Alguna vez en su vida Carpio Muñoz, Samuel Lozada Tamayo y otros aficionados a las corridas de toros hicieron un viaje a España para presenciar corrida de los principales toreros y allí pudieron comprobar que el nombre de Elías Chávez “El Arequipeño” era recordado como uno de los bravos que enfrentaban a toros en medio de aplausos y de vivas a su Arequipa nativa.
Los empresarios de la época preguntaban por las plazas de toros del Perú y solo se sabía de la de Acho que nació en tiempos de la colonia y a la cual asistían todos los presidentes de la República que se sometían al aplauso o al silbido ciudadano.
En Acho se competía por el Escapulario del Señor de los Milagros que tiene lugar anualmente entre octubre y noviembre y que ha logrado presentar en la vieja plaza limeña a los mejores toreros del mundo.