Por: Carlos Meneses

Queremos la paz, el desarrollo y el trabajo para sus padres y la oportunidad de vivir junto con sus hermanos mayores.

Dicen los textos bíblicos que los Reyes Magos, después de adorar a Jesús volvieron a su tierra sin precisar a Herodes dónde encontraron al Salvador, entonces el rey de Judea ordenó que los soldados degollaran a todos los niños que pudieran tener la edad del Niño Jesús.

Hoy más de 2 mil años después, el clamor de los inocentes se sigue escuchando en el mundo y el papa Francisco también ha reclamado por los miles de niños que mueren en las guerras o con hambre.

Entre el mediodía del 27 y hasta la misma hora del 28 se jugaron bromas, siempre teniendo como motivo la inocencia de los niños o de los que parecerían serl; era el juego de los inocentes, esa costumbre felizmente está desterrada, pero no lo es igual con la sangre que se derrama ahora en Gaza donde hay 20 mil muertos, en su mayoría pequeños o en Ucrania donde la mayor parte de víctimas son también de corta edad.

Lo que los niños que quieren es poder seguir viviendo y sólo la maquinaria de los traficantes de armas les impide hacerlo mediante acciones atroces y vulneraciones de derechos a la vida.

Todos los adultos reclaman por la niñez en pobreza e injustamente tratada, los niños no tienen armas para defenderse, sino su llanto y por eso reclaman la atención de los equivocados, de los que siguen usando la fuerza bruta y las armas para liquidarlos sin siquiera tener un motivo válido para hacerlo.

En este día de recuerdo de la Matanza de los Niños entre los cuales pudo estar Jesús, es necesario que todos hagamos un esfuerzo por la paz y tomemos la determinación de acabar con esas muertes indeseables y con los equívocos de malvados.

En Perú la mayor parte de los que sufren hambre son pequeños y tampoco tuvieron culpa en lo que les pasa, por eso oremos, siguiendo el consejo del papa Francisco, por los pequeños que sufren y mueren por culpa de errores de sus mayores.