Replantear el sistema electoral

Por. Antero Flores-Araoz – El Montonero

CIUDADANÍA NO CONFÍA EN EL JNE

Se conversa en calles y plazas, en círculos académicos, en partidos y otras organizaciones políticas, así como en los poderes del Estado, sobre la necesidad de hacer reformas en el Sistema Electoral, teniendo en cuenta que en el primer semestre del 2026 tendremos elecciones generales, esto es para la fórmula presidencial y para los representantes ante el Congreso de la República.

La pregunta de cajón es ¿por qué se quieren hacer reformas? Y la respuesta es verdad de Perogrullo, esto es, que la ciudadanía no está contenta con el actual Sistema y menos con sus autoridades, especialmente del Jurado Nacional de Elecciones. En pocas palabras, no hay confianza y se puede decir en voz alta y escribirlo en letras capitales.

La desconfianza en las autoridades electorales, estas se la han ganado a pulso en las elecciones del 2021, en que partidos de raigambre nacional y de muchas décadas de existencia, no pudieron inscribir las candidaturas pues se les impidió bajo pretextos que olían a mañas y subterfugios, como son el PAP y el PPC, debiendo agregar que la falta de resolución oportuna del JNE respecto a los líos internos de Acción Popular, siguieron maltratando a ese partido fundado por Fernando Belaúnde.

Pero los cuestionamientos no solo son por la mala conducción de las autoridades electorales, sino por el exceso reglamentario y el punto y coma en la normatividad electoral y partidaria, con infinidad de leyes, normas de menor jerarquía, resoluciones y reglamentos del JNE y del Registro de Organizaciones Políticas, que hacen un calvario tramitar cualquier solicitud ante las autoridades electorales, que por lo demás parecen seguidoras de la conocida expresión del Mariscal Benavides: “A mis amigos todo, y a mis enemigos la Ley”.

Tenemos que reconocer que algo se ha avanzado en el Congreso, por lo menos haberse aprobado en primera votación, la reforma constitucional para regresar al sistema bicameral, con Cámara de Diputados o Representantes y el Senado de la República, así como la posibilidad de reelección parlamentaria inmediata, a fin de que el Congreso deje de ser el símil de mala escuela, en que solo hay alumnos pero no maestros, todos son novatos.

También se avanzó con la Ley 31981 simplificando las elecciones primarias, pero todo ello no es suficiente, tenemos que ir a reformas profundas con un Código Electoral y de Procedimientos Electorales, simple y sencillo, que no solo los expertos puedan comprenderlo, al igual que la Ley de Organizaciones Políticas, dejando que ellas decidan su forma de actuar y sus procedimientos internos, siendo del caso recordar la sabia frase del maestro Roberto Ramírez del Villar: “la mejor ley de partidos es la que no existe”.

La composición del JNE merece especial tratamiento por lo señalado en el inicio de este artículo, por la desconfianza existente que lleva a proponerse que quien presida tal Jurado sea un ex presidente cesante o jubilado de la Corte Suprema y no un juez supremo activo.

Por lo demás recordemos que dada la crisis política que nos afecta, tenemos en el Congreso representantes de 14 organizaciones políticas, y que los partidos con licencia vigente para participar en elecciones son 25, más 13 tramitando su inscripción, y vaya Dios a saber, de aquí al proceso electoral del 2026, cuántos partidos tendremos.

No se puede dejar que las propuestas de reforma las hagan supuestos “expertos” que nunca han traspasado las puertas de algún partido y nada saben de su dinámica. Los propios partidos de añeja raigambre y algunos nuevos con presencia nacional, deberían ponerse a trabajar en el tema, para presentarle al Congreso sus sugerencias.

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