Ríos Majes y Ocoña aumentan drásticamente su caudal, comenzando a causar desbordes
Estaciones de monitoreo llegaron a medir hasta 648.3 m³/s y 778.26 m³/s respectivamente
Por: Jean Carlo Frisancho
Las intensas precipitaciones han causado que los caudales normales de los ríos Ocoña y Majes se incrementen rápidamente. Esto amenaza la defensa de más de 400 hectáreas de cultivo, ya que el aumento del flujo pone en riesgo las defensas ribereñas. Las estaciones de monitoreo de Huatiapa y Ocoña registraron este aumento a las 11 y 14 horas respectivamente, por lo que se recomienda alejarse de ellos.
A las 11 horas la estación hidrológica Huatapia registró un caudal de 648.3 m³/s en el río Majes, superando el nivel crítico de 400 m³/s según el monitoreo del SENAMHI. Las áreas potencialmente afectadas incluyen centros poblados como Cuculintay, La Collpa, Quiscay, Ongoro, Cosos, Aplao, Huancarqui, El Rescate, El Dique, Corire, Punta Colorada, entre otros.
A las 14 horas, la estación hidrológica Ocoña registró un caudal de 778.26 m³/s en el río Ocoña, superando su nivel de alerta roja de 580 m³/s. Este aumento podría inundar varios centros poblados, incluyendo Piuca, Urasqui, Infiernillo, Ocotaca, Jaihuiche, Platanal, Surita, Santa Rita (Ceniceros), Anchalo, Huacan, Huantay, Secocha, Panarcana, Chiguay, Mollebamba, Pueblo Viejo, Hualla, La Valdivia y Víctor Andrés Belaunde.
Río Majes inunda cultivos de Tomaca y El Rescate
Los agricultores afectados denuncian la construcción irresponsable de defensas ribereñas en el cauce del río y la faja marginal en Querulpa. Estas estructuras, de hasta 8 metros de ancho de norte a sur, han sido erigidas con enrocado, piedra volteada y prismas, desatendiendo la faja marginal y el cauce del río.
Esta práctica ha desviado el agua hacia Tomaca y El Rescate, sin defensa ribereña, resultando en la pérdida de terrenos y cosechas de arroz para numerosos agricultores. A pesar de algunos bosques verdes restantes en Tomaca y El Rescate, la falta de acceso debido al colapso de la andarivel deja a los agricultores aislados, obligándolos a caminar durante horas para abastecerse de alimentos.
Ante la urgencia, agricultores desesperados construyen defensas improvisadas con palos, troncos y piedras para proteger sus cultivos de arroz. La situación demanda intervención inmediata y apoyo a los afectados para evitar mayores pérdidas.