Por: Roberto Lazo Z.

En el Convento de La Merced, se realizó el primer homenaje público a la beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo y Ponce de León, primera arequipeña y monja de clausura del Continente Americano en llegar a los altares. Como sabemos, nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, frente a los linderos del Convento de La Merced donde se estableció su abuelo Juan Ruiz de León, quien fuera uno de los fundadores de la ciudad en 1540. Sus padres, Sebastián Monteagudo y Francisca Ponce de León, tuvieron, también, su casa solariega frente a este convento mercedario, al igual que sus hermanos, sobrinos y demás familiares. Por esta razón histórica se puede asegurar que la familia Monteagudo fue vecina del Convento de La Merced. Por ello, dando un nuevo impulso a la Causa de Canonización que se sigue en el Vaticano, Mons. Javier del Río, Arzobispo de Arequipa, delegó a la sesquicentenaria y muy Venerable Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro del templo de Sto. Domingo quienes, al haber sido los fundadores de los «Círculos Monteagudo»; antigua institución laical fundada en 1900, los cuales se dedicaron a trabajar por la causa de canonización de Sor Ana de los Ángeles, propagando su vida y fomentando su devoción en toda la feligresía por más de 87 años, hasta ver realizada su Beatificación, hecho ocurrido el 02 de febrero de 1985 por el Papa Juan Pablo II en su visita a Arequipa. Con este motivo, la Comunidad Mercedaria y la Hermandad del Santo Sepulcro, con presencia de autoridades civiles, eclesiásticas, militares, escolares e invitados realizaron una ceremonia especial y develaron la placa conmemorativa de homenaje; el primero que se tributa, de forma pública y tangible, a la beata Ana de los Ángeles en su ciudad natal. Acto que tiene como finalidad dar a conocer, aún más, la vida, presencia e intercesión de la llamada «Flor de la Campiña Arequipeña».