PALAO, UN PINTOR REBELDE E IDEALISTA
Por Julio Lopera Quintanilla (*)
Luis Enrique Graciano Palao Berastain, es uno de los más grandes Maestros de la Pintura que ha tenido Arequipa y el Perú. Tiene un dominio pleno del dibujo y un estilo muy peculiar, su impecable ejecución le permite lograr un equilibrio entre las sombras. Su pincelada es segura y tiene mucha espontaneidad.
Luis Palao, es un pintor genial, que logró incomparable maestría en el dominio de las técnicas de la acuarela, el óleo, el pastel, las témperas, las tintas y el carboncillo. Su dibujo, es, inigualable, su Realismo muy personal. La obra plástica de Palao Berastain tiene la influencia de dos grandes maestros arequipeños, los hermanos Teodoro y Alejandro Núñez Ureta. Su pintura está señalada también por el influjo del pintor norteamericano Andrew Wyeth. Luis Palao nunca compró materiales para pintar, pues él mismo, hacia sus propios pigmentos. Sus piezas forman parte de varias colecciones en el mundo.
Luis Enrique, vino al mundo, en 1905 en la calle Jerusalén en una antigua casona que queda frente al Colegio San Francisco de Arequipa. Fue su padre un reconocido médico de Arequipa, el doctor Mariano Palao Villegas y su madre fue doña Rosa Berastain Berastain, mujer culta y de gran sensibilidad para el arte. Palao estudió la primaria en el Colegio La Salle y la secundaria en el Colegio de las Ciencias y Artes de la Independencia Americana.
Sería, en esos años de escuela, en el Colegio Nacional de la Independencia Americana, donde surgiría su vocación por el arte. Un día el maestro de Luis, el doctor Eloy Linares Málaga lo llevó con sus compañeros de grado a las cuevas de Sumbay, ese encuentro con el Arte de las cavernas, sería definitivo, marcaría su destino.
Sería su madre, doña Rosa Berastain, quien alentaría al joven a seguir su vocación, cada mañana lo despertaba para que fuera al campo a pintar en las primeras horas de la mañana los campos de Tiabaya y Characato. Desde esos lejanos días nuestro joven artista plasmó sus paisajes en cartulinas y lienzos. Su madre tenía conocimientos de pintura, fue sin duda una de sus primeras maestras.
Cuando terminó la secundaria, Luis Palao marchó a la Argentina para estudiar arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata, pero abandonó sus estudios para dedicarse al arte de la pintura. En La Plata entró en contacto con reconocidos artistas de Argentina, en ese país alcanzó el reconocimiento de la crítica. Desde la época en que estuvo en Argentina, el tema fundamental del arte de Palao fue el paisaje campestre.
Palao se casó con la dama arequipeña Liese Ricketts con la que tuvieron dos hijos Sebastián y Francisco. En 1949, nació su hija Cristina producto de una relación extramatrimonial con la dama cusqueña Gabriela Lambarri.
La primera exposición de quien estaba llamado por la historia para ser uno de los más grandes pintores del Perú y del mundo se inauguró en la Municipalidad de Salta el 25 de mayo de 1965.
Luis Palao regresó al Perú en 1966 y se marchó a vivir al distrito de Chinchero, provincia de Urubamba, allí el maestro se mimetizó con los pobladores de la región y con el paisaje campestre. Desde ese lugar, emprendió un viaje por Los Andes que sería decisivo.
Palao, no solo estuvo en Chinchero, sino, recorrió otras localidades de la serranía del Perú. En esos viajes, tuvo contacto con los campesinos de la región; ese contexto, le dio la oportunidad de representar en su obra el paisaje campestre de la sierra y también la oportunidad de retratar a los campesinos. El objeto de su interés se explica porque el pintor se identificaba con los campesinos, con los pobres, con los desamparados. Palao, amaba a la gente humilde, amaba lo autóctono. Por ello en cierta ocasión afirmó: “Yo, no estoy geográficamente en un lugar, soy un vagabundo. Estoy con los hombres que no tienen tierra, soy libre. Estoy donde están los mendigos, los enfermos mentales, estoy con los que huyeron de su casa, con aquellos que la sociedad no aceptó, me interesan los desamparados, no quienes están en su casa con su televisor y su cuenta bancaria. No hay nada que admirar allí”. Palao sentía un gran dolor por la forma como el ser humano ha tratado a la naturaleza, el maestro tenía un sueño utópico, el retorno a la tierra, el retorno a la naturaleza.
Palao Berastain fue un correcaminos. Viajaba en camiones, no le agradaba el bus y menos el avión. Se consideraba un ermitaño que debía vivir lejos de la civilización y, no pocas veces, fue detenido por vagabundo.
Palao consiguió una gran fama y un prestigio enorme como artista, sin embargo, siempre fue sencillo, nunca dejó la humildad que lo caracterizaba. No le gustaba que lo llamen maestro. Es más, afirmaba: “No soy un pintor y nunca ha sido un pintor, ni he querido ser un pintor”. En una ocasión llegó a expresar: “Soy nada más que un peruano que ama a su gente, a sus mendigos y campesinos sin tierra”.
Luis Palao ejecutó excepcionales paisajes campestres y brillantes retratos a lo largo de su destacada carrera, se mencionan entre sus obras: Autoretrato, El Periquín, Madre e hijo-Lamay, Mi taller de Pumakurko, Santo Tomás – Chumbivilcas, Interior del patio, Don Américo de Velille – Chumbivilcas, Músicos, Doña Andreína de Acequia Alta, Canto de Jacinto Cusicuna, Impacto Visual, Lunes Santo – Chinchero, Angélica, La Cosecha de ajos, Santiago el músico de los caminos, Doña Rosa de Ichupampa, Doña Matilde, La luz, El fotógrafo de los Pueblos, Retrato de Margaret Masei, Mi sombrero de Calca entre otras pinturas que nos muestran la obra de un artista que sin duda ha pasado a tener un lugar importante en la Historia de Arte.
Palao ha expuesto en diversos lugares del Perú y a nivel internacional. Ha presentado sus obras en España, particularmente en las ciudades de Madrid, Barcelona y Sevilla. Ha expuesto también sus pinturas en Miami, Estados Unidos y en América del Sur lo ha hecho en las ciudades de Bogotá, Colombia, La Paz, Bolivia y Santiago de Chile.
Palao Berastain es un pintor brillante, que a lo largo de su destacada trayectoria se ha hecho merecedor de varias distinciones y premios nacionales e internaciones. Palao ganó el Premio Nacional de Pintura. Recibió la Medalla de Oro del Salón Anual de Artistas Franceses y fue incorporado como miembro de la Academia de Bellas Artes del Instituto de Francia.
Luis Palao vivió años en el pueblo de Calca en el Valle Sagrado de los Incas, allí encontró la tranquilidad y solaz tan necesaria para realizar su labor creativa. En el Cusco tuvo que afrontar problemas de salud, pero se sobrepuso y regresó a Arequipa para reencontrarse con sus hermanos.
Luis Palao Berastain falleció el 21 de marzo de 2024 a los 81 años en Arequipa dejando un vacío imposible de llenar para el arte y para la cultura peruana y universal.
DATO
Palao es un genial Maestro de la Pintura, que amó de todo el corazón a Arequipa, es sin duda uno de los grandes peruanos universales que ha dejado un gran legado artístico y cultural. A él se aplica con justicia la frase de Mario Polar: “No en vano se nace al pie de un volcán”.