Por Carlos Meneses

El deseo de los americanos es que se logre un entendimiento entre México y Ecuador para consolidar la unidad continental y evitar un típico caso de abuso de poder.   

Pocas dudas hay en que fue imprudente, por decirlo menos, la actitud del presidente del Ecuador, cuando allana la Embajada de México en Quito y detiene a quien se asiló en ella; provocando un conflicto que será definido en organismos internacionales que demandan la libertad del exvicepresidente de Correa, Jorge Glas y al que el gobierno de Manuel López Obrador concedió asilo en la embajada en Quito.

Entretanto los diplomáticos hacen esfuerzos para lograr un entendimiento mínimo que ya ha afectado a Perú con una limitación y exigencia de visa que no tenían los habitantes de nuestro país, desde el año 2012 al presente, en el entendido que podían viajar a México sin el requisito de un permiso.

A su turno Perú ha habilitado también limitaciones para los mexicanos que decidan visitarnos, obligando a reducir el turismo proveniente de ese país del norte hacia esta parte de Sudamérica.

La razón aducida por los mexicanos es que no desean que más peruanos intenten ingresar a los Estados Unidos por vías no formales, creando tensiones fronterizas en Norteamérica por intentar llegar ilegalmente a tierras estadounidenses y que provocaron la instalación de las enormes vallas que ordenó colocar el presidente Trump en el límite fronterizo.

La próxima elección de autoridades de gobierno en el país mexicano agudiza la crisis que se vive y la dificultad de llegar a acuerdos que permitan restablecer la unidad en América Latina.