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¿Fuerte o débil?
Por Ántero Flores-Araoz
El Montonero
El ministro de Economía, José Arista, en una entrevista periodística afirmó que el actual gobierno es débil. En el día, y como un resorte, la presidenta Dina Boluarte respondió que el gobierno era fuerte. Como decía, y con razón, Ramón de Campoamor: “Y es que en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira”.
En efecto, es muy probable que el ministro de Economía observe que cuando asumió el cargo la Ley de Presupuesto para el presente año ya estaba aprobada, estando sus ingresos sobreestimados y los egresos generosamente desbocados. Peor aún, como la señora Boluarte no tiene bancada parlamentaria, para conseguir “amigos políticos” de diversas agrupaciones políticas representadas en el Parlamento, se torna complaciente ante normas legales que son aprobadas sin el cuidado debido, con sesgos populistas y sin sustento técnico como la nueva disposición del fondo de pensiones en las AFP, pese a que ya pasaron las urgencias de la pandemia del Covid.
Los desmedidos gastos del Congreso, al igual que el de muchas entidades públicas, no han podido ser frenados desde la Presidencia de la República, que tampoco ha podido esforzarse para reiniciar tanta obra pública que fue paralizada. La percepción del ministro de Economía no es solitaria, pues hasta algunas de las clasificadoras de riesgo crediticio más importantes del universo lo advirtieron. Tan es así que le bajaron la calificación al Perú, lo que sin duda alguna se traducirá en elevar los costos crediticios, cosa que parecería no importar a algunos gobiernos regionales y locales, que siguen actuando como si estuviéramos en mejores tiempos.
Las medidas de austeridad indispensables para reducir el gasto público y conciliarlo con los reales ingresos tributarios a la baja, hasta ahora solo en el papel, dado que desde la Presidencia de la República se privilegia el apoyo político desde Regiones y Municipios antes que un manejo riguroso de la Economía y Finanzas públicas.
Quienes estamos fuera de la esfera pública podríamos agregar otros elementos de debilidad, como es la falta de enfrentamiento eficiente a la delincuencia y a la criminalidad organizada que tanto daño está haciendo a nuestra patria. Los cambios en el sector Interior y en la dirección de la Policía Nacional, atentan contra la eficacia policial y en buena medida estimulan el crecimiento delincuencial.
Es entendible, por otro lado, la molestia de la presidenta de la República, pues tiene que mantenerse en el cargo hasta el 28 de julio del 2026 y ello, por mandato constitucional, ya que debe terminar el plazo para el que fue elegido Pedro Castillo, felizmente vacado por golpista por el Congreso. Pero la energía que muestra la presidenta Boluarte en su discursiva debería trasladarla a las acciones que la población le demanda, como es la lucha contra la delincuencia, la simplificación administrativa con la expulsión de tanto trámite burocrático innecesario y agobiante, así como la reanudación de las obras públicas paralizadas que ayudarán en fomentar empleo.
Como vemos, la óptica o percepción de las cosas, es según el color del cristal con que se miran.