Por: Ricardo Lastarri Sumari

Las madres representan una fuente inagotable de amor, esperanza y resiliencia.

YOLANDA UNA VENDEDORA DE ANTICUCHOS, DÍA A DÍA SE ESFUERZA POR SU FAMILIA

En honor al Día de la Madre, el mundo se une para rendir homenaje a esa figura extraordinaria que nos brinda todo su amor, apoyo y guía a lo largo de nuestras vidas. Es mucho más que una celebración; es un recordatorio para valorar y apreciar a las mujeres que realizan roles maternos. Su dedicación incondicional es fundamental para el bienestar de las generaciones venideras.

El gran esfuerzo de muchas madres por sus hijos es admirable. Trabajan arduamente para sacar adelante a su familia. Tal es el caso de Yolanda Quispe, una joven madre de 26 años, quien se gana la vida vendiendo deliciosos anticuchos. Su sazón ha conquistado a cientos de universitarios agustinos y es gracias a ese esfuerzo que ella saca adelante a sus dos pequeños hijos.

Tras la pandemia Yolanda regresó al negocio de la comida. Todo comienza normalmente muy temprano entre las 3 y las 4 de la mañana. Ella sale al mercado a comprar productos como carne, embutidos y pollo, los mismos que serán preparados con gran cariño y ser vendidos por la tarde. Como toda madre también alista a sus hijos para llevarlos al colegio. Su mayor anhelo en esta vida es ver que ellos sean profesionales y trabaja arduamente por ese sueño.

Tener un negocio propio es su meta. Muchas veces las autoridades tienen estrictas normas con los negocios ambulantes. Por esta razón manejar un emprendimiento propio con un local es necesario, evitando así los desencuentros con las autoridades por el miedo a ser desplazados o en el peor de los casos, les decomisan sus cosas.

En un mundo que a menudo enfrenta desafíos y adversidades, así como Yolanda, las madres representan una fuente inagotable de amor, esperanza y resiliencia. Su capacidad para enfrentar obstáculos con gracia y determinación nos inspira a todos nosotros.

En esta ocasión especial, instamos a todos a expresar gratitud hacia las madres y a honrarlas de manera significativa. Ya sea con un gesto simple, como unas palabras de cariño, un regalo hecho a mano o un momento juntos. Cada muestra de aprecio contribuye a fortalecer el vínculo único que existe entre madre e hijo.