El viaje secreto de la Virgen de Chapi

Por Carlos Meneses Cornejo

La trajeron de Chapi a la Tercera Orden Franciscana en 1890.

La mayoría de arequipeños y devotos de la Candelaria de Chapi recuerda que en febrero de 1985 vino por estos lares para ser coronada la imagen de la Virgen de la Candelaria de Chapi y para ello llegó el pontífice Juan Pablo II, quien también elevó a los altares como beata a la arequipeña Sor Ana de los Ángeles Monteagudo.

La Virgen también estuvo en Arequipa sobrevolando la ciudad en un helicóptero durante la epidemia del Covid-19 para recibir pedidos de misericordia por los muertos que causó esa enfermedad.

Sin embargo, lo que pocos sabían era que en febrero de 1890 y a través de una publicación en la página 2 del diario La Bolsa, del viernes 14 de febrero, nuestra Señora de Chapi había sido traída en hombros por devotos pobres a la iglesia de la Tercera Orden Franciscana y puesta en un trono, rodeada de flores y luces. Una banda de música la acompañó en el camino.

Fue Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien recogió la información y la conservó por mucho tiempo como exclusiva, también dijo que no había podido dar con las fechas de llegada y de partida de la venerada imagen que tenía en aquel tiempo 3 fiestas. Una dedicada a todas las Candelarias, otra en setiembre para los devotos mineros y una tercera referida al 1ero de mayo que es el día de la Virgen de Chapi.

Al parecer los fieles católicos que reverencian a la Virgen de Chapi gustan de hablar mucho del Niño Cimarrón que dicen tenía por costumbre descender de los brazos de su madre para jugar con otros pequeños y al volver de sus travesuras tenía los extremos de su pequeño traje con huellas de polvo y tierra.

Así resulta que la Virgen también resultó ser “cimarrona”, pues antes de venir al sitio donde permanece, estuvo en Yarabamba y también en Moquegua, lugares a los que llegó como Patrona y autora de milagros.

Según el jesuita Rubén Vargas Ugarte, quien escribió un libro sobre la historia del culto de María, la Virgen de Chapi por lo menos ha tenido 3 presencias en Arequipa y en la visita de 1890 se llegó a decir que se produjo un cambio en la imagen original, pues un artista nativo hizo la que se venera actualmente y habría sido cambiada entre la fecha que llegó y su vuelta a su Santuario original.

Algo de esto se habló cuando el arzobispo Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio en 1983, soñó con traerla a Arequipa para pedirle lluvias y una niña hablando a media lengua pidió a la “Mamita” que diera agüita a la agricultura local.

No se hicieron averiguaciones confirmatorias de un cambio en la imagen, pero nadie se explica por qué estuvo aquí la Virgen de Chapi en la Tercera Orden Franciscana más tiempo que el estimado prudente para hacer una visita.

Es a principios de 1983 que en Polobaya se resisten a dejar salir a la Virgen con destino a Arequipa en un caminar pueblo por pueblo; los devotos la “encerraron” en el templo de Polobaya con la idea de no dejarla sacar y el arzobispo Vargas empeñó palabra de regreso inmediato.               

Bajo esa condición fue como salió de su “encierro” y llegó a lo que ahora es el estadio Monumental de la Unsa donde se realizó la ceremonia de coronación y la beatificación de Sor Ana de los Ángeles. Después y como fue compromiso del arzobispo Vargas, la Virgen fue devuelta pueblo por pueblo hasta llegar a Polobaya y permanecer un día y una noche muy cerca de su santuario.

La Virgen ha tenido muchas joyas incluida una corona de oro y también 90 topos que le regaló algún agradecido devoto al que hizo un milagro como el de permitirle caminar después de años de invalidez.

En Yarabamba hizo salir de un día para otro un ojo de agua, recurso subterráneo en el que no dejaron de bañarse muchos fieles que sorprendidos vieron brotar en 24 horas un ojo de agua donde antes había solo tierra estéril.   

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